Publicado: diciembre 7, 2025, 10:27 am
Cuando acudimos a un restaurante y pedimos un plato, nos van a traer una ración del mismo tamaño independientemente de nuestro sexo o de nuestro tamaño. Pero, ¿y si eso fuera un error en la lucha contra la obesidad y las enfermedades cardiovasculares?
Es lo que sostiene Naveed Sattar, médico, profesor de Medicina de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) y experto en obesidad y salud cardiovascular, tal y como recoge el Daily Mail.
Sattar, que también es presidente del programa Obesity Healthcare Goals, sostiene que en los restaurantes las porciones normales deberían seguir estando disponibles para todos, pero que se debería ofrecer una segunda opción con alrededor de un 25% menos de comida, que sería más adecuada para las mujeres.
Esta opción de menor cantidad también podría ser más apropiada para los hombres más bajos, que necesitan comer menos de media que los hombres de mayor tamaño, sostiene el médico.
Un artículo escrito por Sattar y su equipo de la Universidad de Glasgow, recién publicado en la revista médica The Lancet Diabetes And Endocrinology, recomienda que «los establecimientos de comida ofrezcan al menos dos tamaños de ración para productos individuales listos para consumir, con una diferencia de alrededor del 25% (la diferencia media en las necesidades energéticas entre hombres y mujeres)». El artículo dice que estas raciones también deberían ser más baratas.
«Esto también ayudaría a proporcionar tamaños de porciones más apropiados para todos los individuos más pequeños (por ejemplo, niños y personas de baja estatura)», prosigue el artículo.
Sattar y su equipo señalan que cuando se ofrece una sola porción, las mujeres, los niños y las personas de baja estatura obtienen más calorías de las que necesitan. Cuando esto sucede de manera habitual, estas personas ganarán más grasa corporal de media que los hombres que comen las mismas porciones.
Según estos expertos, la gente suele pedir porciones más grandes porque tienen una mejor relación calidad-precio y terminan acabando su plato en parte por la presión social de evitar el desperdicio de alimentos.
