Publicado: noviembre 11, 2025, 5:07 pm
Si uno aterriza en el aeropuerto Pekín al atardecer, ve miles de edificios altos, algunos de ellos con la fachada enmarcada por tiras de luces led de colores, pero muchos sumidos en la oscuridad. Esta imagen ayuda a entender el nuevo marco económico de China, donde más de 800 millones de personas han salido de la pobreza desde 1980 y el país dedica importantes recursos a la construcción. Una burbuja en forma de rascacielos, que provoca que el 50% de las viviendas estén vacías y sin perspectivas de llenarse, pues el gigante asiático enfrenta un grave problema demográfico, pese al fin de la política de un único hijo, las jóvenes no quieren ser madres. Los edificios vacíos reflejan el capitalismo de Estado. Y en ese skyline los Reyes Don Felipe y Doña Letizia han aterrizado en Pekín minutos antes de las cinco de la tarde (hora local) tras comenzar su viaje de Estado con una jornada en Chengdú.
Felipe VI asistió por la mañana a un importante foro económico en la provincia conocida por los osos panda acompañado por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. El Monarca, que dedicó parte de su discurso a hacer pedagogía sobre la necesidad de entablar relaciones comerciales con transparencia, se atrevió con el chino al principio de sus palabras. Los Reyes llegaron a la capital con el desafío de mejorar las relaciones entre los dos países y lograr mejorar la balanza comercial. Y Pekín china acoge con entusiasmo la visita de un Monarca europeo tras siete años sin llegadas de jefes de Estado a ese nivel.
Sobre la pista de aterrizaje en la que tomó tierra el avión del Ejército del Aire y del Espacio desplegaron una alfombra roja. Un cordón de honor recibió a los Reyes, que fueron recogidos por una comitiva de coches y motos a pie de pista y les llevó a su primer compromiso institucional, de carácter privado.
En un gesto de cortesía, Xi Jinping y su esposa, Peng Liyuan, invitaron a los Reyes a una cena privada a su llegada a la capital. Así, aunque la agenda oficial y política de este viaje se desarrollará el miércoles, ya han tenido contacto con la máxima autoridad del país, el que es también presidente del Partido Comunista y líder del Ejecutivo desde 2012. Los dos matrimonios han compartido una velada privada en Zhongnanhai, el complejo que alberga la sede del Partido Comunista, la sede del Gobierno y la residencia del presidente, una suerte de Palacio de la Moncloa.
Xi es el rostro de la nueva era de poder chino. Bajo su mandato, ha reforzado el control interno, consolidado el papel del Partido en todos los ámbitos y ha eliminado los límites del mandato, que da visión de estabilidad pero refuerza los rasgos de la dictadura de la república popular. El presidente se mueve entre el pragmatismo autoritario y la ambición global. Con la política de «un cinturón, una ruta», con la que quiere promocionar los países que constituían la ruta de la seda y conducir el centro del eje geopolítico mundial a esa zona del Indo-Pacífico, se ha convertido en el principal rival de Estados Unidos y ha creado la necesidad para los países europeos de estrechar los lazos con el gigante asiático.
En una muestra de cortesía, pero también en un gesto que da cuenta de su poder, Xi ha invitado a los Reyes a alojarse en Diaoyutai, antiguo complejo imperial cuyas instalaciones sólo se ofrece para pernoctar a algunos Jefes del Estado. Se trata de una casa de huéspedes con más de 800 años de historia levantada por la dinastía Qing.

