El Ayuntamiento de San Sebastián, con la oposición del PP vasco, colocará mañana sábado junto al cuartel de Intxaurrondo una placa en la que se recuerda como víctima de «otras violencias» a Mikel Zabalza. Será la placa número 32 y la más polémica. Dignidad y Justicia remitió ayer un burofax al alcalde donostiarra Eneko Goia que suspenda el acto. El PP de San Sebastián no acudirá porque lo considera «ofensivo y denigrante» contra la Guardia Civil. Y víctimas como Javier Sáenz Martínez se oponen a «criminalizar a la Guardia Civil» mientras recuerdan como simpatizantes abertzales gritaban «Guardia Civil, garrote vil» en vísperas del asesinato de su padre.
Porque Javier Sáenz Martínez mantiene fresca la imagen de quienes el 21 de diciembre de 1985 gritaban en contra de la Guardia Civil para denunciar la muerte de Mikel Zabalza en el río Bidasoa. Nueve días más tarde, cuando Alejandro Sáenz se dirigía a la fábrica de Michelin de Lasarte, fue tiroteado y ejecutado con un tiro de gracia por un comando de ETA. Era el último día de trabajo de Sáenz en Michelin antes de jubilarse. ETA le asesinó porque había sido guardia civil durante 13 años. La banda había asesinado el 23 de diciembre en Pamplona al general Juan Atares Peña.
«La placa no es un homenaje sino una excusa para criminalizar a la Guardia Civil y decir que Zabalza murió dentro del cuartel», cuestiona Sáenz Martínez. La muerte de Mikel Zabalza ha sido utilizada como acusación directa contra el cuartel de Intxaurrondo por la presunta práctica de torturas. Sáenz Martínez, el portavoz del PP de San Sebastián, Jorge Mota, y el presidente de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, advierten de que no hay ni una sola sentencia que acredite que Zabalza fuera torturado y muriera en Intxaurrondo.
El conductor de autobuses urbanos de San Sebastián fue detenido por la Guardia Civil el 26 de noviembre de 1985 dentro de una operación antiterrorista en la que se realizaron varios arrestos. Zabalza fue conducido al cuartel de Intxaurrondo y, según la versión oficial, el detenido huyó cuando iba a mostrar a los guardias civiles un zulo de ETA situado en las orillas del río Bidasoa. Su cadáver fue encontrado por agentes del Instituto Armado el 15 de diciembre. EL MUNDO desveló una grabación en la que un mando de la Guardia Civil insinuaba al director del Cesid Alberto Perote que «se les ha ido de las manos». En febrero de 2002, una comisión de expertos del Gobierno vasco le consideró «víctima».
Jorge Mota, concejal del PP y hermano de Ángel Mota asesinado por ETA, califica de «provocación» colocar la placa junto a Intxaurrondo. Mota insiste que Zabalza no murió en San Sebastián y teme que la placa será utilizada por Bildu para revictimizar a los familiares de los 230 guardias civiles asesinados. Los etarras que mataron a Alejandro Sáenz aún no han sido identificados. Es uno de los 376 que siguen impunes.