El aluvión de escándalos e investigaciones judiciales que acechan al PSOE y amenazan su 41 Congreso, que arranca este viernes en Sevilla, no son más que el producto de la estrategia del Partido Popular y de su líder, Alberto Núñez Feijóo, para «tumbar» a Pedro Sánchez. Ésa es la idea a la que se ha agarrado la vicepresidente del Gobierno y número dos del PSOE, María Jesús Montero, la misma mañana en la que el ya ex secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, ha dejado claro ante el juez cómo la ofensiva contra la pareja de Isabel Díaz Ayuso se pergeñó desde La Moncloa.
Montero ha optado por la contraofensiva poniendo en el objetivo al PP y a Feijóo, a los que ha llegado a tildar de «golpistas» por haber pedido a la militancia socialista que echasen a Sánchez en los días previos a la celebración del cónclave en el que saldrá reelegido y aclamado en un intento de dar una imagen de unidad y fortaleza en momentos de debilidad por los múltiples casos de corrupción que le acechan hasta en su entorno más cercano.
La vicesecretaria general del PSOE ha cargado contra el presidente del PP por perseguir, ha dicho, «derrocar y tumbar» al Gobierno y a Sánchez y eso, ha reiterado, es «un discurso golpista» y «autoritario». Al tiempo, ha criticado que no respete la «legitimidad de los votos» poniendo en cuestión y debilitando las instituciones del Estado, incluidos los tribunales de Justicia. Y basando, ha apostillado, «mentiras y bulos». «Que presente una moción de censura si tiene proyecto, pero ya les digo yo que no lo va a hacer porque está solo», ha dicho Montero tras visitar las instalaciones del Palacio de Congresos de Sevilla donde esta tarde arranca el Congreso Federal.
Sobre el testimonio que ha prestado este viernes Lobato ante el juez que investiga al imputado fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha pasado de puntillas por los detalles de los mensajes de WhatsApp que ha aportado el, hasta hace unos días, líder de los socialistas madrileños, que probarían la participación de La Moncloa en la filtración contra el novio de Díaz Ayuso. «Hay que dejar que los procesos judiciales sigan su curso», ha proclamado tras negar tener conocimiento alguno del acta notarial de Lobato. En cualquier caso, «el Gobierno, y el PSOE, está muy tranquilo».
No ha querido entrar la vicepresidenta en detalles sobre el papel jugado por la que fuera número dos de Óscar López, Pilar Sánchez Aceñas, repitiendo una y otra vez el mantra de la colaboración con la Justicia.
Se ha mostrado convencida, en la misma línea, de que «acabará trasluciéndose la verdad» y ha tratado de poner el foco en lo que considera que es «lo importante», el supuesto fraude fiscal de Alberto González Amador y el hecho de que haya podido usar en su interés las instituciones públicas. A Ayuso le ha preguntado si sigue viviendo en el ático de su novio «que se financió con un fraude fiscal» y le ha vuelto a pedir explicaciones por el «enriquecimiento» de su hermano con las mascarillas durante la pandemia, a pesar de que un juzgado no vio ninguna irregularidad en este asunto.
Acerca de las críticas por la ‘bunkerización’ del congreso frente a las críticas internas, Montero ha defendido que el PSOE es «un partido democrático en el que todos se pueden expresar con libertad». Dicho eso, ha hecho hincapié en la «unanimidad» lograda por Pedro Sánchez para seguir dirigiendo el partido después de este congreso y cómo «todo el partido se ha volcado» en un «líder fuerte que, a pesar de los ataques a su persona, sigue con ilusión y ganas».
En contraposición, ha cargado contra el líder del Partido Popular por su falta de proyecto, salvo el de «derrocar» a Sánchez, y ha aseverado que su credibilidad «es la misma que la de Aldama», criticando sus intentos «de embarrar el Congreso», al que llegamos, ha puntualizado, «limpios».
Montero también ha ha defendido a los tres cargos socialistas señalados por Aldama, el ministro Ángel Víctor Torres, su jefe de gabinete, Carlos Moreno, y el secretario de Organización, Santos Cerdán. A este último le ha dedicado grandes alabanzas y se ha mostrado partidaria de que siga siendo el número tres del partido.