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Las pruebas que los médicos internistas recomiendan a las mujeres antes del embarazo y la menopausia

Publicado: diciembre 2, 2025, 1:48 pm

Detrás de más del 30% de los fallecimientos femeninos en España están las enfermedades cardiovasculares . Son la primera causa de muerte en mujeres en nuestro país. Aunque ellas presentan un 6% más de decesos por causa cardiovascular que el hombre, y que en los últimos años, va en aumento en menores de 55 años, están infraestudiadas, infrareconocidas, infradiagnosticadas y casi no están representadas en los ensayos clínicos. En este contexto, los médicos internistas avisan de que las mujeres deberían someterse a las mismas pruebas específicas que los hombres para monitorear su salud cardiovascular y señalan dos momentos importantes de su vida para iniciar este seguimiento: antes del embarazo, y en la menopausia, para poder realizar una buena prevención primaria de los eventos cardiovasculares. En ambos períodos la mujer presenta numerosos cambios en su cuerpo, en la distribución de la grasa, aumenta el peso, cambia el metabolismo del estradiol y la resistencia a la insulina, entre otros, lo que eleva ese riesgo. Así se expuso en la mesa redonda ‘Enfermedad cardiovascular en la mujer: nuevos desafíos’, que se celebró en el 46º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 39º Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (SADEMI), del 26 al 28 de noviembre en Córdoba. «La evolución de los riesgos cardiovasculares a lo largo de la vida de mujer se asocian a la propia fisiopatología del sexo femenino, con algunas fechas clave que determinan el riesgo como son la menarquia, el embarazo, el postparto o llamado 4º trimestre (4T), la menopausia y la vejez. Las hormonas sexuales juegan un papel fundamental . Los factores de riesgo son la hipertensión (HTA); la diabetes, la dislipemia, el ovario políquístico , los abortos, los partos prematuros, el tabaquismo, la obesidad , la ansiedad y las enfermedades autoinmunes entre otras«, explica la doctora Almudena Hernández Milián, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Son Llàtzer, de Mallorca. Precisamente, «dos falsos mitos de la salud cardiovascular de la mujer son las ideas de que, por su fisiopatología, está protegida de tener eventos cardiovasculares y que, al tener el colesterol HDL más elevado, estarían menos expuestas a estos eventos. Otro dato es que la población desconoce las diferencias clínicas entre los eventos cardiovasculares en el hombre y en la mujer«, añade la experta. Ante esta realidad, las mujeres deberían someterse a las mismas pruebas específicas que los hombres para monitorear su salud cardiovascular antes del embarazo y en la menopausia. Sin embargo, «actualmente, las campañas de prevención cardiovascular no están suficientemente enfocadas a las mujeres, hoy infraestudiadas en los ensayos clínicos. Además, la misma mujer tiene una baja percepción de los factores de riesgo cardiovascular y de la clínica de los distintos eventos cardiovasculares», señala la doctora Hernández Milián. En su opinión, son los médicos internistas quienes deberían hacer el seguimiento de los factores de riesgo cardiovascular de la mujer, porque «miran a la paciente en su conjunto». «Le realizamos una evaluación completa, con su historia clínica, exploración física y pruebas complementarias pudiendo atender, según los resultados, cualquier factor cardiovascular tanto en prevención primaria como secundaria», apostilla la doctora Hernández Milián. Durante la gestación el cuerpo de la mujer se prepara para dar lugar a una nueva vida y se producen muchos cambios fisiológicos, pero el sistema donde más profundos son estos cambios es el cardiovascular. El organismo materno aumenta el gasto cardíaco, y las arterias de la madre ‘se relajan’ por el efecto de las hormonas y para soportar la sobrecarga adicional necesaria que permite nutrir al feto. Sin embargo, esta adaptación del organismo materno puede producirse de modo inadecuado y, en consecuencia, pueden aparecer problemas maternos a nivel cardiovascular, afirma el doctor Pascual Císcar Fernández, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario la Fe, de Valencia. Cuando la placenta se forma, entre las 12 y 16 semanas, ciertos factores pueden hacer que las arterias del útero aporten poca sangre a la nutrición fetal. La placenta percibe esa falta de riego y libera a la sangre materna sustancias de alarma y que dañan órganos como el hígado, los riñones o el cerebro, originando hipertensión arterial, y que también pueden causar complicaciones como la hipertensión gestacional o la preeclampsia . Los internistas apuntan a que existe un perfil de mujeres con mayor riesgo de enfermedad cardiovascular asociada al embarazo. Estos problemas afectan al 5–10% de las gestaciones y no solo se relacionan con enfermedades previas de la madre, como la hipertensión arterial, la diabetes o las enfermedades autoinmunes, sino también con tratamientos hormonales, la fecundación in vitro y la ovodonación. Se ha demostrado que parte del daño arterial persiste tras el embarazo y que los desenlaces adversos del embarazo (preeclampsia, diabetes gestacional y desprendimiento prematuro de la placenta…) se consideran hoy factores de riesgo emergentes para la salud femenina, asociados a mayor probabilidad de cardiopatía isquémica, enfermedad renal crónica o demencia vascular 5-10 años después de haber sufrido estos trastornos. «El desarrollo de estos problemas durante la gestación se ha visto que también afecta posteriormente a los hijos de estas pacientes, que tienen más prevalencia de hipertensión arterial en edad joven y de problemas cardiovasculares en comparación con la población general. Se establece un continuum cardiovascular maternofetal del que queda todavía mucho por aprender y describir«, explica el doctor Císcar. Además, en mujeres con factores de riesgo conocidos, es fundamental llegar al embarazo con la enfermedad controlada. «En el primer trimestre se realiza un cribado de preeclampsia y, si hay alto riesgo, se inicia tratamiento con aspirina a bajas dosis, que ayuda a prevenir o retrasar estas complicaciones. Además, mantener una alimentación equilibrada basada en la dieta mediterránea y realizar ejercicio físico durante la gestación son medidas que contribuyen a reducir riesgos«, concluye.

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