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La radiación nuclear de Puigdemont

Publicado: noviembre 14, 2025, 12:07 am

Se trataba de saber cómo se comportaría Junts en este jueves de votación en el Congreso. Hasta dónde llegaba su punto de ignición en el afán de pegarle fuego al Gobierno. Cómo cumpliría el plan de ruptura contra Pedro Sánchez después de una semana en que decir Junts en Moncloa quemaba la lengua. Y viceversa. Pasó de largo el mediodía, comenzaron las votaciones con una berrea de consignas de bancada a bancada dando al hemiciclo un aire de bazar persa mientras Francina Armengol recitaba las más de 100 enmiendas que el Senado incluyó en la Ley de Movilidad Sostenible. A mitad de faena, de bazar pasó a bingo. Yo miraba en un pasillo el busto del socialista Julian Besteiro, obra de Gabriel Borrás y Abella, donde está fijada la meta volante de los políticos para encontrarse con los periodistas cuando los primeros abandonan sus escaños y echan palabras a los micrófonos. La salida de sus señorías por la puerta de acá del hemiciclo es una gimnasia de mucha simbología. A veces salen indultados y en otras ocasiones devueltos al corral. Hay algo de ánimo de chiquero en este lugar.

Estuvo hablando bien el ministro Bustinduy porque el jaleo de esta mañana iba con él. Bustinduy parece discreto y no tiene pinta de estar impulsado por las necesidades de la selva que desprenden algunos, algunas, algunes. Bustinduy ha estudiado de verdad en Madrid, en París, en Nueva York, y se le nota. Tampoco necesita hacerse sitio repartiendo cates dialécticos contra las gamas de color de las bancada oponentes. Conforme a la actitud del Gobierno, él propone rematar bien su misión. Pero el respetable no estaba ahí para escuchar a Bustinduy, sino por despejar una incógnita en el teatrillo de vietnamitas de matorral entre el Gobierno y Junts. Era una mañana decisiva. Me puse una corbata que igual cumple en la fiesta que en el funeral.

Veinticuatro horas antes de la votación incesante, aquí mismo, Míriam Nogueras le dijo a Pedro Sánchez esto: «Cínico e hipócrita». La diputada Nogueras mira fuerte porque tiene los ojos grandes y de esfericidad casi perfecta, ni alta ni baja. Era miércoles, que siempre es un día difícil. El jueves dejaba asomar una nueva dulzura de consenso, aunque un rato después de la votación de rescate dejó colgando un mensaje como sacado de un disco de Ozzy Osbourne escuchado del revés, donde dicen que habla el diablo: «Si algunos piensan que el que no haya prosperado una enmienda del PP es una victoria, más grande será la derrota«.

Sánchez puede salir hoy de la Carrera de San Jerónimo repartiendo y recibiendo puros. El caso es que estaba la mañana misteriosa por ver qué harían los de Junts y lo que hicieron fue lo propio de gente así, incumplir la amenaza y condena la prórroga de las centrales nucleares de Asco I (Tarragona), Almaraz (Cáceres) y Cofrentes (Valencia). Esto es: trolear al PP. Feijóo estuvo apunto de saltar dentro del pantalón y Tellado puso cara de ceniza amenazante sin saber muy bien si en el momento en que Armengol cantaba línea, él estaba de cuerpo presente entre luces o entre noches. Una ráfaga de 10.000 millones de euros con remite de Bruselas flotaba en el ambiente.

Mientras pasaban inviernos por la calle llegó la noticia de que el abogado general de la Unión Europea, Dean Spielmann, consideraba soleada la Ley de Amnistía, con alguna duda a ciertas disposiciones. Puigdemont vuelve a levantar los dos deditos de la mano derecha en señal de victoria. Este hombre vive del hechizo de la extorsión y ha recibido una batería nueva para seguir sacando de quicio al respetable. La turra que va a dar estas Navidades el prófugo con la carta de recomendación de Spielmann va a ser olímpica. Nos va a llenar los periódicos de anuncios.

Como el de Junts es un universo insensato y cambiante, lo que iba a ser una sesión de votación de varios asuntos importantes terminó reducida una vez más a las mandangas de Puigdemont. Otra cosa que le sale cara y bien a Pedro Sánchez. Al salir, el presidente no hizo paradinha junto al busto de Besteiro. Estaba todo dicho. Sí cumplieron con la liturgia Cuca Gamarra y Rufián superestar, pero ya no había nada que votar. Un ujier se estaba durmiendo de pie, en lo más profundo de sus zapatos.

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