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La honra de la Oposición

Publicado: febrero 27, 2025, 12:07 am

Y de repente, la Oposición. Propios -resignados- y extraños -arrogantes- esperaban los habituales y modestos pellizcos desorientados de monja del PP en respuesta a la quita que socializa la deuda y los costes del procés. Para lograr el apoyo de ERC a su investidura, Sánchez permitió que Junqueras externalizara los gastos de la «construcción nacional» y el andamiaje independentista. Y de repente, el PP dijo «hasta aquí». Sin partituras, ni matices, ni gorgoritos, ni sutilezas: lo que importa y trasciende es la coreografía, la puesta en escena. Ayer apareció un partido en la oposición para pasmo del oficialismo, que afila su argumentario y da otro respingo postizo.

No hay mayor ejercicio y muestra de lealtad institucional que exteriorizar, escenificar y exhibir la deslealtad del alevoso. La condonación de la deuda generada por el independentismo es otra martingala para la duración de Sánchez. Cuando se inadvierte la perversión del lenguaje, el basamento está viciado. Sólo hay dos criterios y razones para justificar una quita: aplicarla en regiones devastadas por una catástrofe natural [Valencia], como planteó Ayuso en noviembre; y en regiones infrafinanciadas [Murcia, Valencia, Andalucía y Castilla La Mancha]. Concederla en Cataluña supone satisfacer un privilegio o proceder a un pago.

Sánchez se alzó ufano y fingido ayer en el Parlamento. Se nota cuando falsea porque suele arrastrar una vocal, gargantea, parece tragar un chupito de licor de zarzaparrilla y continúa el argumento tambaleando la última frase: «¿Ha pensado lo de la condonación de la deuda… -preguntó en su respuesta a Feijóo-? ¿Lo ha pensado en serio? Lo digo porqueeeeee son 83.000 millones que van a dejar de pagar las comunidades autónomas?». Realmente, las administraciones del Estado no son los verdaderos sujetos de la acción. En Cataluña, sus ciudadanos no sufrirán el coste de la deuda porque el derroche nacionalista no penaliza y el Gobierno lo transfiere al resto de ciudadanos de las demás autonomías, a los que pone delante un cubilete con una dispensa aparentemente similar. La deuda no se evapora, volatiliza y desaparece, simplemente se mutualiza: «El procés ya somos todos», anunciaron Sánchez y su vicepresidenta, ministra y candidata Montero, que ofrecen a los extremeños no pagar su deuda a cambio de pagar una mayor, la generada por las políticas independentistas en Cataluña.

De modo que los barones del PP despertaron de su modorra, abandonaron la reunión del Consejo de Política Fiscal y plantaron a Montero. Cuando Sánchez los convocó a su paripé, como maniobra de distracción, tras la investidura de Illa, los barones del PP sostuvieron que sus regiones no tenían un problema de deuda sino de financiación. Feijóo reprochó a Sánchez: «No es admisible que los españoles vivan de las sobras de sus arreglos con los independentistas». Tal cual. Sánchez plantea un modelo de financiación basado en tres reglas espurias: la informalidad -que no sea reglado-; que la prerrogativa secesionista constituya el punto de partida; y que su contenido esté supeditado a las necesidades de duración de Sánchez. De modo que el plante en la escalinata no es un final, constituye un auténtico principio.

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