El Gobierno se asomó durante la noche del martes al abismo intentando en una caótica negociación con sus propios socios que su pretendida reforma fiscal no se fuera por el desagüe. Los cambios impositivos que el Ejecutivo intentaba aprobar por la puerta de atrás a base de enmiendas pactadas con sus aliados en el proyecto de ley que establece un impuesto mínimo del 15% para las compañías multinacionales y las empresas nacionales de gran magnitud s
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