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El ensayo fue Bancal de Rosas

Publicado: noviembre 2, 2025, 12:07 am

Sánchez, secretario general del PSOE, aseguró en el Senado no tener conocimiento ni constancia de los manejos de sus hombres de confianza. Él confió en ellos y ellos, que es lo verdaderamente escamante, se encomendaron previamente a él para trepar a las alturas del PSOE. Fue una lucrativa y provechosa convergencia de confianzas. Con la organización criminal ya constituida, Sánchez y su equipo, o sea, Sánchez y la trama, crearon en 2017 una asociación con nombre propio de los negocios de los Gómez: Bancal de Rosas, que se encargó de recaudar microdonaciones anónimas para la promoción de Sánchez a secretario general.

Haciendo gala de uno de esos trucos propios de la condición y linaje de Sánchez, Bancal de Rosas se disolvió sin que ni el Tribunal de Cuentas ni la gestora socialista averiguaran la procedencia del dinero. El PSOE de entonces estaba mosca y citó a los candidatos a las primarias en Ferraz. Disolvió el procedimiento de recaudación. A esa reunión acudieron, en representación de Sánchez, Cerdán y el paganini y cortafuegos Sánchez Manzanares -a quien Puente destituyó del Ministerio en 2024 por mentir acerca de su relación con la trama de mascarillas-.

Con el transcurrir de las investigaciones, quizás resolvamos que la única verdad de Sánchez en el Senado fue cuando socarrón, pinturero y vacilón respondió a la pregunta de cuántos pasajeros albergó el Peugeot: «Pues depende del día» [carcajada]. Efectivamente, porque la versión en 2018 del delegado en Madrid, Martín Aguirre, no cuadra con la del tesorero de la plataforma, Egea, ni ambas con las que tiene el Tribunal de Cuentas, facilitadas por el partido en 2017; ni siquiera con las que aporta Sánchez en su Manual de resistencia. Hay 300.000 euros de brecha, publicó ayer El Confidencial. Al clan del Peugeot le faltó un ábaco. Probablemente, aquel proceso de ocultamiento y/o blanqueamiento de Bancal de Rosas fue un ensayo. Salió bien. En el fructífero cruce de caminos entre la trama y la familia, todos pensaron que habían acertado con la formación de la cuadrilla.

El máximo responsable del partido sembró de minas y légamo su comparecencia en el Senado porque no podía explicar varios aspectos que el juez del Supremo pretende aclarar. El aparato de propaganda de Sánchez pretendió desactivar las conjeturas y recelos sobre la financiación ilegal del PSOE asegurando que esos pagos se hicieron con efectivo extraído del banco. Bien. Pero eso no despeja dudas: cómo y de dónde llegó al banco; por qué el «anecdótico» «ejemplo de militancia» Koldo ejercía de distribuidor del dinero; dónde están los justificantes exactos de conversión en efectivo y, sobre todo, dónde están las facturas que debieron presentar Ábalos, Cerdán y Sánchez para cobrar dietas y gastos en efectivo.

No es raro que el juez perciba descontrol, máxime cuando la secretaria Rodríguez extendía un garabato sin que se comprobase si las facturas y tiques eran reales: «cultura organizativa», respondió el ex gerente Moreno Pavón. El flujo desenfrenado y desordenado de dinero en Ferraz es tan sospechoso como el pavoneo de Sánchez.

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