Después de que en 1977 Felipe González calmase sus derivas anarquistas en un mitin que, en un principio, quería boicotear y de ser, por este orden, concejal y alcalde de Ejea de los Caballeros, presidente de la Diputación de Zaragoza y presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán afronta sus últimos meses como secretario general del PSOE-Aragón convertido en una especie de Vercingétorix, histórico líder de la Galia capaz de plantar cara al poderoso Julio César.
Lambán se ha elevado como defensor de las bases del socialismo más esencial, posicionándose, con permiso de Emiliano García-Page, como el barón más rebelde contra el mandato de Pedro Sánchez, con quien asegura haber perdido por completo la comunicación. Una situación que ha llevado al PSOE de Aragón a desquebrajarse en su interior, con la federación de Huesca, de corte sanchista y que ya intentó derrocar al barón en 2017, completamente alejada de la idea de región y de partido que impera en Zaragoza y Teruel.
Por ello, según compartió en su último discurso a la militancia, lo único que Lambán les ha pedido a los representantes aragoneses de cara al Congreso Federal de Sevilla es «que no vuelvan menos cohesionados de lo que van», ya que «tenemos la obligación de salir preparados para que del próximo Congreso Regional nazca un partido unido y preparado con un proyecto político, para hacer frente a la derecha en las elecciones de 2027».
Sin embargo, según indican fuentes de su entorno, verá desde la barrera cómo se sentencia el futuro de su partido, ya que ha decidido no acudir a la cita como símbolo del inicio del proceso de «despegarse de la vida política», motivado, en gran medida, por el cáncer de colon que padece. No será la primera vez que Lambán se ausente en un momento capital para su partido, ya que son más que sonados sus desplantes en el Senado en la ejecución de las votaciones por la Ley de Amnistía o el establecimiento del cupo catalán, en las que decidió no participar porque «sería una insoportable deslealtad», siendo sancionado económicamente por el grupo. Un rechazo que también escenificó el Comité Federal que el PSOE celebró en Ferraz a principios del mes de septiembre, donde, en el que se prevé que será su último gran acto político hasta su despedida, se erigió como líder insurrecto al situar en «las antípodas del socialismo» el pacto entre PSC y ERC para la investidura de Salvador Illa.
Así, Lambán parece convencido de que morirá matando y otra muestra de ello es la defensa que ha hecho sobre el ahora ex secretario general del PSOE de Madrid, Juan Lobato, por las reticencias que mostró a la hora de difundir los correos entre la defensa del novio de Isabel Díaz Ayuso, Alberto González Amador, y el fiscal que y el fiscal que lo investiga por presuntos delitos fiscales, para llegar a un acuerdo. «Lobato es una persona decente. Es además un buen político, ha sido un excelente portavoz socialista en la Asamblea de Madrid y un militante sin tacha del PSOE», ha expresado, por lo que, continúa, «ha tenido siempre mi respeto y, después del reciente affaire (que debe hacernos reflexionar), sigue teniéndolo».
Con todo, sorprende el llamamiento a cerrar filas que hizo a la militancia, ya que es un discurso bastante alejado del leitmotiv de las declaraciones que ha ido diseminando en los diferentes actos a los que ha comparecido para presentar su libro, Una emoción política, en los que ha llegado a expresar que Pilar Alegría no sería su «sucesora natural» en la secretaría general. «El partido necesita a una persona comprometida con el territorio, que haya demostrado desvivirse y dejarse la piel por las tres provincias, además de estar bien avenida con la verdad, tener principios y no ser un transeúnte ventajista de la política», apuntaba hace apenas unas semanas.
Cabe destacar que la ministra de Educación se hizo un hueco en la política creciendo bajo el brazo de Javier Lambán, siendo nombrada por él como consejera de Innovación, Investigación y Universidad del Gobierno de Aragón y llegando a ocupar, tras ser derrotada por Jorge Azcón en las elecciones a la alcaldía de Zaragoza, la Delegación del Gobierno en la Comunidad. Sin embargo, en la actualidad, formando parte del Ejecutivo central, parece haber perdido el arraigo por su tierra, o eso es lo que le achaca la militancia socialista, tras haber comparado las ayudas al funcionamiento de las que goza Teruel por sus problemas de despoblación con la concesión de privilegios en el sistema de financiación a Cataluña.
La última vez que Lambán y Alegría se vieron las caras de manera pública fue en un acto correspondiente a la campaña electoral de las últimas elecciones europeas, donde la portavoz gubernamental sustituyó a Teresa Ribera, quien realizó un cambio de agenda en el último momento para evitar personarse en Zaragoza. Aquella cita también estuvo marcada por la tensión con Ferraz, al ser el primer mitin en el que el líder aragonés acompañó a Rosa Serrano, candidata socialista en la región, quien fue nombrada a dedo por Pedro Sánchez después de no reunir más del 2% del apoyo de la militancia.
Sin embargo, el rechazo del barón no parece que vaya a evitar que Pilar Alegría dé el paso de presentar su candidatura para convertirse en secretaria general del PSOE de Aragón, en un movimiento similar al que ya hizo Diana Morant en la Comunidad Valenciana. Así, desde el entorno del todavía líder, pese a no haberse posicionado de manera pública por ninguno de ellos, se prepara a una serie de candidatos capaces de seguir plantando cara a la «invasión» del sanchismo.
El favorito en las quinielas para asumir esa misión parece Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la Diputación Provincial de Zaragoza, último bastión institucional del PSOE en Aragón y representante principal de la federación en la cita de Sevilla. De tono calmado, y con un perfil menos mediático al que la sociedad aragonesa está acostumbrada con Javier Lambán o Jorge Azcón, podría ser el indicado para comandar el proceso de transición que permitiría ejecutar una necesaria recomposición, dado que las encuestas sitúan al PP a las puertas de la mayoría absoluta.
Otros de los nombres en liza son los de Mayte Pérez, mano derecha de Lambán y portavoz del partido en las Cortes autonómicas, y Darío Villagrasa, quien a sus 32 años encarnaría una candidatura impulsada por la juventud. Sea quien sea el elegido, lo que parece inevitable es la convocatoria de elecciones primarias que se celebrarían el 15 y 16 de marzo de 2025, ya que, en el marco del enfrentamiento Lambán-Ferraz, con Huesca de por medio, el acuerdo en torno a una única candidatura se presenta como una quimera.