La trágica historia de Omayra, la niña que murió ante las cámaras tras quedar atrapada por la erupción del Nevado del Ruiz - Estados Unidos (ES)
Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


La trágica historia de Omayra, la niña que murió ante las cámaras tras quedar atrapada por la erupción del Nevado del Ruiz

Publicado: noviembre 12, 2025, 5:23 am

Hubo un tiempo en que las cosas pasaban ante el televisor. No había redes sociales, ni streaming ni directos, ni tampoco se grababan mil vídeos casi simultáneos de un mismo suceso. El tiempo era más lento. Por eso nos impresionó tanto ver morir a Omayra.

El 13 de noviembre de 1985, Omayra Sánchez Garzón tenía 13 años. Ese día en Colombia estalló el volcán Nevado del Ruiz. Su erupción arrasó Armero, una localidad del departamento de Tolima de 29.000 habitantes. Murieron 23.000 personas. Ella no murió ese día, sino tres después.

El estallido del volcán que acabó literalmente con Armero y con la casa de la familia de Omayra se inició a las 9 de la noche del 13 de noviembre. La niña no murió hasta las 10 de la mañana del 16.

Estuvo 60 horas sobre los cuerpos de sus familiares y atrapada entre el lodo y restos de su casa. Los rescatistas intentaban salvarla, pero unas planchas de cemento lo impedían. Las piernas de Omayra estaban dobladas como si estuviera de rodillas y era imposible liberarla sin cortárselas.

El problema era que los equipos de rescate no disponían del equipo quirúrgico para salvarla de los efectos de una amputación. Doctores presentes en el lugar estuvieron de acuerdo en que era más humano dejarla morir. Hasta el lugar llegaban helicópteros, pero en 60 horas ninguno de ellos acercó el material que se necesitaba, tampoco la autobomba que para haber extraído el agua que rodeaba a la niña.

Gustavo Lastra, uno de los rescatistas, contó en 2015 que con Omayra «se hizo lo humanamente posible». Lastra explicó las horas que pasó junto a la niña. «Hablamos mucho, repasamos las tablas de multiplicar, rezamos, cantamos… Son momentos que le dejan a uno muy marcado», relató entre lágrimas.

Su conmovedora calma

Hoy, 40 años después de la tragedia, sigue impresionando la calma y el conmovedor optimismo que mostró aquella pequeña de pelo ensortijado. A Germán Santamaría Barragán, un periodista que trabajaba como voluntario, le cantó y le pidió comida. Tomó un refresco y fue entrevistada, pero a ratos estuvo asustada y lloraba.

Omayra estaba sola y muriendo en directo ante las cámaras. Porque por allí pasaron varios reporteros que pudieron ver, impotentes, cómo la pequeña se iba apagando. Uno de ellos fue Evaristo Canete, que trabajaba en la corresponsalía de Televisión Española en Bogotá.

Cuando el equipo de TVE llegó a Armero se encontraron a Omayra atrapada entre los escombros. En la tercera noche, la niña comenzó a tener alucinaciones: no quería llegar tarde a la escuela porque tenía un examen de matemáticas. Cerca del final, se le enrojecieron los ojos, se le hinchó la cara y las manos se le quedaron blancas.

En la mañana del 16 de noviembre, Omayra pidió permiso a Canete para enviar un mensaje a través de su cámara. «Mamá, si me escuchas, reza para que pueda caminar y esta gente me ayude a salir», dijo la niña al objetivo con esos ojos que se iban cegando sin remedio. Luego, como sabiendo que su tiempo se acababa, añadió: «Mami, te amo mucho. Papi te amo. Hermano te amo». Murió a las 10 de la mañana a causa de las graves heridas y la hipotermia.

Las lágrimas del reportero

Canete ha sido uno de los mejores reporteros gráficos de la tele. Iñaki Gabilondo le calificó como «mejor periodista de Televisión Española». Nunca habló mucho del asunto. Curtido en mil guerras, de la de Ruanda a la de Afganistán, pasando por la de Irak, cuando asistió a la muerte de Omayra ya tenía callo.

Pero… «Cuentan que del ojo multicolor saltaron algunas lágrimas durante la agonía de la pequeña Omayra. Nunca se lo he preguntado. Me da igual. De él sé que tiene la sensibilidad justa del buen reportero. Ni más, ni menos. La sensibilidad que te permite contar bien las buenas historias». Son palabras de José Antonio Guardiola, hoy corresponsal de TVE en México, en el prólogo al libro Seguiremos informando (2010), sobre los periodistas galardonados con el Premio Cirilo Rodríguez, que fue el caso de Canete.

Una fotografía de Omayra tomada por el periodista Frank Fournier poco antes de su muerte fue publicada en medios de prensa de todo el mundo. Posteriormente, la foto fue premiada como foto del año (World Press Photo of the Year) de 1986.

En el sitio donde la pequeña padeció su agonía queda hoy hay un cartel de la Fundación Armando Armero, que forma parte del Centro de Interpretación de la Memoria y la Tragedia de Armero.

Related Articles