Publicado: julio 17, 2025, 10:23 am
Una mujer tailandesa ha sacudido los cimientos del budismo en su país tras ser arrestada por presuntamente grabarse teniendo relaciones sexuales con al menos 13 monjes y extorsionarlos por millones de libras. Según informa el Daily Mail, la detenida, Wilawan Emsawat, de 35 años y apodada «Sika Golf», habría amasado cerca de 9 millones de libras esterlinas (unos 10,5 millones de euros) a lo largo de tres años mediante chantajes a influyentes miembros del clero budista tailandés.
La investigación, dirigida por la Oficina Central de Investigación de Tailandia, ha revelado que Emsawat almacenaba en cinco dispositivos móviles imágenes y vídeos explícitos de sus encuentros con los monjes, algunos de los cuales aparecían aún con sus túnicas naranjas tradicionales. Hasta el momento, al menos nueve de los trece religiosos implicados han sido obligados a abandonar el hábito, aunque se espera que la cifra aumente conforme avanza la investigación.
El escándalo estalló cuando el venerado abad del templo Wat Tri Thotsathep Worawihan de Bangkok, conocido como Phra Thep Wachirapamok o simplemente «Arch», renunció repentinamente a su condición de monje y huyó a Laos en junio. Según la información publicada por BangkokBizNews y recogida por el Daily Mail, la huida habría sido motivada por una relación secreta con Wilawan, quien incluso aseguró estar embarazada y le exigió el pago de 179.000 libras. Ante su negativa, ella reveló la relación a otros miembros del clero.
A raíz del escándalo, han salido a la luz otros casos similares: uno de los monjes admitió haber recibido un coche como regalo de parte de Emsawat durante su romance, que terminó en conflicto cuando descubrió que ella también se veía con otro monje. Ese descubrimiento habría dado inicio al chantaje. Los investigadores creen que gran parte del dinero recibido por la mujer provenía de fondos de templos y que parte fue destinado a apuestas ilegales en línea.
Debate público en Tailandia
Más allá de los delitos investigados, que incluyen chantaje, blanqueo de capitales y receptación, el caso ha abierto un debate en la sociedad tailandesa, donde más del 90% de la población es budista. Una propuesta legislativa pretende convertir el sexo con monjes en un delito penal, medida que ha generado controversia entre quienes argumentan que son los propios religiosos quienes deben ser responsables de sus actos.
La periodista y columnista del Bangkok Post, Sanitsuda Ekachai, criticó duramente el intento de culpabilizar a la mujer como único eje del escándalo. «Las mujeres han sido retratadas tradicionalmente como enemigas de la pureza espiritual de los monjes», escribió. «Y ahora, cuando se expone la decadencia moral del clero, la mujer carga con la culpa y los monjes son retratados como víctimas».
El caso ha provocado un terremoto en una nación donde más del 90% de la población profesa el budismo y donde los monjes gozan de un profundo respeto. El general Charoonkiat Pankaew, al frente de la investigación, declaró que su equipo está revisando meticulosamente el material audiovisual para identificar casos de «impureza monástica», señalando que «quien rompa el código monástico debe ser despojado de la túnica».