Publicado: diciembre 8, 2025, 5:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/pedro-rodriguez-parece-politica-exterior-trumpismo-sanchismo-20251209002120-nt.html
Hasta la publicación de la última Estrategia de Seguridad Nacional, el secreto a voces de la polÃtica exterior del trumpismo era su similitud con la polÃtica doméstica perpetrada por el ocupante del Despacho Oval. El documento de 33 páginas es lo más parecido a … un escrito de acusación contra Europa. El principal cargo no es otro que el de traición a la civilización occidental.
Como ya avanzó en Múnich el vicepresidente/mamporrero J. D. Vance, los europeos somos culpables de tolerar una inmigración masiva, imponer supuestas restricciones a la libertad de expresión, socavar soberanÃas nacionales, practicar la asfixia regulatoria y tolerar con la ayuda del wokismo una sospechosa pérdida de vigor. No importa que lo woke-woke sea un invento quinta esencialmente gringo.
En estos tiempos de mala voluntad universal y barra libre para resentimiento, el remedio planteado por la iliberal doctrina MAGA es lo más parecido a un cambio de régimen en Europa, respaldando a la extrema derecha rebozada en trumpismo que ya encabeza las encuestas electorales en el Reino Unido, Francia y Alemania.
Mientras tanto en España, el empeño recurrente por forzar la polÃtica exterior a través del embudo de la polÃtica doméstica –siempre tóxica, interesada y cortoplacista– está llegando a extremos grotescos. No es sólo que, en todos los grandes frentes internacionales, desde Marruecos a Venezuela pasando por China, el Gobierno es incapaz de despejar la sospecha de que alguien está facturando al margen de los intereses nacionales.
Los juegos malabares diplomáticos del sanchismo intentan tapar la banda del Peugeot con la banda del Tesla. Entre los aliados de la OTAN, España queda marginada con el postureo de una minimalista inversión en defensa. Y los socios de la UE ven con perplejidad que las grandes iniciativas planteadas por Madrid han sido colar el catalán en los pinganillos de Bruselas y reclamar una auditoria del voto telefónico en Eurovisión.
Ojalá que a lo largo de 2026, Franco se termine de morir de una puñetera vez y que el flotador de la flotilla se desinfle para siempre.
