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¿Alguna vez oyeron del CEO Dialogue? El diálogo entre presidentes de compañías de México y Estados Unidos nació en 2013, como una iniciativa conjunta del CCE mexicano y la US Chamber of Commerce. Es una de las reuniones empresariales de más alto nivel que existe en el calendario anual. Esta semana, en México, se celebró su edición número 14, con la participación de 240 directivos y propietarios de empresas de México y Estados Unidos. Es casi seguro que esta vez sí oyeron de este encuentro. No es exagerado decir que es la más importante-interesante de las que ha habido.
En primer lugar, este encuentro importa porque se da en el contexto de una ola de grandes cambios en México. Es el principio del gobierno de Claudia Sheinbaum, quien tendrá una mayoría absoluta en el Poder Legislativo y que está a punto de realizar un takeover hostil del Poder Judicial. El interés por escuchar a la presidenta era enorme de parte de los hombres y mujeres de negocios de Estados Unidos. ¿Qué cambiará con ella, respecto a López Obrador? ¿Cómo entiende el T-MEC y la asociación económica con Estados Unidos? son algunas de las preguntas que están en el aire. Ahí hay, además, nubarrones que vienen con otras reformas constitucionales que cambiarán el clima de negocios y la forma en la que trabajará la economía.
La reforma al Poder Judicial “enmarcó” el encuentro. Las protestas de los trabajadores obligaron a cambiar la sede y pusieron presión en Palacio Nacional. Las dudas de cómo funcionará la justicia se acrecentaron con el espectáculo de la tómbola. El mismo día en que comenzaron los trabajos del CEO Dialogue, se publicó una entrevista con Katherine Tai, donde la máxima funcionaria en materia de política comercial de Estados Unidos expresó su preocupación y la de los empresarios estadounidenses sobre la reforma judicial y su impacto en los negocios. El FMI también mandó un mensaje: las reformas judiciales generan incertidumbres importantes. El gran tema es cómo afectarán los cambios el cumplimiento de los contratos.
Las modificaciones constitucionales relacionadas con el sector energético también fueron relevantes para este diálogo de alto nivel mexico-estadounidense. Allí estuvo la secretaria de Energía, Luz Elena González. En la agenda oficial había un espacio para conversar sobre cooperación en la lucha contra el cambio climático, pero hay asuntos más candentes que poner en la reunión de esta semana. La redefinición del papel de Pemex y CFE cuadra con una narrativa de nacionalismo energético, pero entra en contradicción o conflicto con la integración económica de Norteamérica, una región que es la más competitiva del mundo en materia energética, cuando se considera la dotación de recursos, los costos y la infraestructura disponible. ¿Qué pasará con el abasto para las empresas que están o quieren estar en México? ¿Qué tanta apertura o cerrazón habrá (la pregunta desde el punto de vista de los empresarios)? ¿Cómo quedará la controversia empezada en el contexto del T-MEC? ¿Llegaremos a un panel?
El gobierno mexicano –Sheinbaum y algunos de los personajes más importantes de su equipo: Marcelo Ebrard, Luz Elena González, Juan Ramón de la Fuente, Rogelio Ramírez de la O y Julio Berdegué– desplegó un esfuerzo significativo alrededor de este evento. La participación del secretario de Agricultura se justifica por la relevancia del comercio agroalimentario entre México y Estados Unidos. El comercio binacional sumó 75,000 mdd en 2023, con exportaciones mexicanas cercanas a los 40,000 mdd. Ellos son nuestro principal mercado y nosotros estamos cerca de ser el de Estados Unidos. ¿Para qué sirven este tipo de encuentros? Tener un carril exclusivo para agenda empresarial ayuda mucho en una relación compleja que está llena de temas de imposible resolución: migración y combate al crimen, por ejemplo. Sirven para mejorar en el entendimiento y avanzar en la construcción de una agenda común. En la práctica, estamos ante el arranque extraoficial de la revisión del USMCA, que en el calendario dice que se llevará a cabo a mediados de 2026. La defensa y promoción del T-MEC, en palabras de Marcelo Ebrard. ¿Saldrán convencidos los empresarios de Estados Unidos del compromiso mexicano con el bloque norteamericano? ¿Serán aliados o detractores de la causa mexicana, de aquí a junio de 2026, frente a sus legisladores y gobierno?
No es el espacio para cerrar compromisos de inversión, aunque se utilice el foro para hablar de inversiones. En el momento que vive México, de desaceleración económica, se hizo el esfuerzo de transmitir que hay un río de inversiones rumbo a México. Son anuncios por 20,000 mdd, que llegarán a México en 2025, dijo la presidenta Claudia Sheinbaum. Es mucho dinero y son buenas noticias, pero la inmensa mayoría de esas inversiones ya habían sido anunciadas: la de Mexico Pacific en Sonora por 15,000 millones; la de Amazon de 6,000 millones de dólares en Querétaro, y los 10,400 millones de la australiana Woodside (antes BHP) en asociación con Pemex.
PS: ¿Cómo interpretar el mensaje de la presidenta de la US Chamber, Suzanne P. Clark? “México es el socio comercial más importante de Estados Unidos y un aliado importante. Nuestra relación se basa no sólo en la proximidad, se basa en valores compartidos: el valor de la democracia y la libre empresa y el Estado de derecho”. En momentos en los que hay que estar seguros de que las partes tienen el mismo diccionario y dan el mismo significado a las palabras: ¿democracia, libre empresa y Estado de derecho significan lo mismo aquí y en Estados Unidos?
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