Publicado: diciembre 2, 2025, 1:45 pm
La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-pone-lupa-sobre-ajustado-recuento-honduras-20251202201310-nt.html
Un recuento de infarto lleva la elección hondureña hasta la última papeleta, atrapado el país entre un parón abrupto del sistema y la lupa de Donald Trump, que está lanzando advertencias directas y muy duras a su Consejo Nacional Electoral. La contienda, ya marcada por … un margen mínimo -empate técnico- entre el derechista Nasry Asfura y el liberal Salvador Nasralla, se transforma así en un pulso regional: Estados Unidos, a través de su presidente, interviene de forma inusual en pleno escrutinio, cuestionando la suspensión del recuento e insinuando que había intentos de alterar el resultado. Pero en Honduras, tanto la oposición como el Gobierno derrotado piden paciencia y aseguran que todo está de momento bajo control.
Que Trump se implique de esta manera, con mensajes insistentes en redes sociales en pleno escrutinio, no es un gesto menor. Honduras mantiene una relación marcada por la dependencia de Estados Unidos en migración, economía y seguridad, y una advertencia pública del presidente introduce presión inmediata sobre las autoridades electorales, más aún después de que él mismo exigiera abiertamente una victoria de Nasry Asfura, del Partido Nacional. Su intervención funciona también como aviso regional: Trump está dispuesto a influir de forma directa en el mapa político centroamericano desde la Casa Blanca.
En Tegucigalpa, esa irrupción reforzó la idea de que el desenlace podría cerrar el ciclo de poder del llamado ‘familión’, el círculo de Manuel Zelaya, depuesto en 2009, y cuya esposa, Xiomara Castro, gobierna actualmente. Su intento de asegurar una sucesión interna con la candidatura de su exministra de Defensa, Rixi Moncada, ha fracasado de manera clara: apenas ha superado el 19% de los votos, muy por detrás de la pugna que mantienen Asfura (39,91%) y Salvador Nasralla (39,89%), con el 57% de los votos escrutados, por la presidencia.
El conteo se detuvo en la noche del 30 de noviembre, cuando el sistema de transmisión rápida de resultados dejó de actualizarse de forma inesperada. El Consejo Nacional Electoral alegó problemas técnicos en el portal contratado para divulgar las actas de las Juntas Receptoras de Voto. Según el organismo, la empresa responsable informó de un «incremento anómalo de solicitudes» que saturó la plataforma e impidió procesar todas las actas transmitidas desde los centros de votación. La caída coincidió con el momento en que la diferencia entre Asfura y Nasralla era mínima, lo que amplificó la sensación de incertidumbre y el impacto político de la interrupción.
Después del parón, el Consejo explicó que aún había paquetes de actas transmitidas que no habían podido ser procesados y que otras entrarían en procesos de contingencia porque las Juntas no lograron enviarlas correctamente la noche de la elección. Ante la presión pública y las críticas de los partidos, el organismo habilitó un acceso controlado para medios y formaciones políticas, permitiendo revisar en tiempo real el procesamiento pendiente. También exigió a la empresa encargada una solución urgente para restablecer la publicación completa de datos y sostuvo que la divulgación parcial tenía carácter informativo mientras continuaba el escrutinio técnico y jurídico.
Sin indicios de manipulación
De todos modos, no hay indicios de que el Gobierno haya intentado manipular el proceso. En la jornada electoral estuvieron presentes misiones de observación nacionales e internacionales, y ninguna ha señalado irregularidades sistemáticas que apunten a una intervención desde el poder. Hubo tensiones, fallos técnicos y presiones de algunos grupos afines al poder en mesas en Tegucigalpa, pero el despliegue de observadores y el estrecho margen entre los dos candidatos de derecha anularon cualquier posibilidad de alterar el rumbo del escrutinio.
La derrota de Moncada y de su partido, Libre, fue demasiado amplia como para poder revertirse en este parón. Con un apoyo que se quedó en torno al 19%, el oficialismo quedó fuera de la disputa real desde el primer corte. Esa distancia, reconocida incluso por dirigentes del propio gobierno, contribuyó a disipar sospechas sobre una operación para influir en el resultado. En este contexto, la pugna se centra por completo en Asfura y Nasralla, mientras el país espera que el Consejo cierre un conteo marcado por la presión política y los errores técnicas.
«Es imperativo que termine de contar los votos. Cientos de miles de hondureños deben ser contabilizados. ¡La democracia debe prevalecer!»
Donald Trump
Presidente de EE.UU.
Trump intervino con varios mensajes en su red Truth Social en cuanto se detuvo el recuento. Acusó, sin aportar pruebas, a las autoridades hondureñas de «intentar cambiar los resultados». En uno de sus posts escribió: «Si lo hacen, habrá que pagar las consecuencias. El pueblo de Honduras votó en números abrumadores el 30 de noviembre». En otro mensaje presionó directamente al Consejo: «Es imperativo que termine de contar los votos. Cientos de miles de hondureños deben ser contabilizados. ¡La democracia debe prevalecer!».
Trump defiende a su candidato
Su tono fue cada vez más duro. Afirmó que el CNE «había detenido el conteo de manera abrupta» y sugirió que existía un intento de alterar la ventaja de Asfura, a quien había respaldado abiertamente durante la campaña. Antes dijo que su administración solo trabajaría con Asfura, al que definió como el único candidato capaz de combatir a los «narco-comunistas». Sus advertencias añadieron presión a un proceso ya tenso y colocaron a Honduras en el centro de la política exterior de Estados Unidos.
Honduras es un país clave para Estados Unidos por varias razones estratégicas que trascienden cualquier ciclo electoral. Alberga la base aérea de Soto Cano, una instalación militar que Washington considera esencial para operaciones de respuesta rápida en Centroamérica y el Caribe. Desde allí se coordinan misiones de vigilancia y cooperación en seguridad, un punto de apoyo geopolítico difícil de reemplazar.
Honduras es además uno de los principales países de origen de migrantes que llegan a la frontera sur de Estados Unidos, y cualquier cambio político en Tegucigalpa influye en los flujos y en los acuerdos de control y contención. Además, la cooperación bilateral en lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado sigue siendo un pilar central de la relación, con operaciones conjuntas y programas financiados por Washington.
