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El Banco Central Europeo se niega a garantizar el préstamo a Ucrania

El último recurso con el que la UE confía para presionar a Putin es el uso de los fondos rusos congelados por las sanciones, a los que este lunes mismo se refería el primer ministro polaco Donald Tusk como a una «poderosa palanca», … tras una videoconferencia mantenida con el canciller alemán, el primer ministro británico, el presidente de Francia, el secretario general de la OTAN y el presidente de Ucrania.
Esa herramienta, sin embargo, acaba de quedar inutilizada. El Banco Central Europeo (BCE) se ha negado a respaldar la entrega de 140.000 millones de euros a Ucrania, dando así al traste con el plan de la UE para un «préstamo de reparaciones» avalado por activos rusos congelados. Otras fuentes sugieren que el préstamo estaba diseñado para alcanzar entre los 185.000 y 210.000 millones de euros.
El BCE ha considerado que la propuesta de la Comisión Europea viola su mandato, ajeno a los activos del banco central ruso inmovilizados en Euroclear, el depósito belga de valores. «Esta propuesta no se está considerando porque probablemente violaría las disposiciones del tratado de la UE que prohíben la financiación monetaria», ha sido la respuesta de la institución. El análisis interno concluye que equivaldría a proporcionar financiación directa a los Gobiernos, una práctica expresamente prohibida por el Estatuto del BCE.

Según el plan de la Comisión Europea, los países de la UE proporcionarían garantías estatales para asegurar que comparten el riesgo de reembolso de los 140.000 millones de euros a Ucrania. Los países europeos no podrían recaudar el dinero tan rápidamente como sería necesario en caso de emergencia y los mercados sufrirían por ello presiones adicionales.
Por ello se habría consultado al BCE «si podía actuar como prestamista de último recurso para Euroclear Bank, el brazo financiero de la institución belga, para evitar una crisis de liquidez», según han comentado fuentes internas del emisor europeo al periódico ‘Financial Times’, que ha adelantado una noticia que el BCE no desmiente. Los funcionarios de Frankfurt respondieron a la Comisión Europea que esto era «imposible».

División en la UE

Esta negativa traslada la responsabilidad a los Estados miembros, que deberán decidir si aportan garantías nacionales o crean un mecanismo intergubernamental. Sin la opción de que el BCE respalde la garantía de los fondos rusos congelados, al proyecto del «préstamo de reparaciones» le quedan dos vías.
La primera consistiría en transferencias directas de los países de la UE. España, por ejemplo, que representa alrededor del 8% de la de la UE, debería aportar cerca de 10.000 millones de euros en los próximos dos años, pero el elevado nivel de deuda la hace poco aconsejable. La otra sería volver a emitir deuda común, como en pandemia, pero Alemania encabeza a un grupo de países que no quieren repetir este precedente.
Bruselas se ve obligada a replantearse seriamente la estructura legal y financiera de su ambicioso plan antes del Consejo Europeo de diciembre. En segundo lugar, complica la estrategia europea de utilizar los activos rusos congelados como herramienta de presión, ya que sin el aval del BCE la operación pierde solidez técnica.

La negativa del BCE «reduce la credibilidad de la UE como actor financiero global»

Además, la negativa puede ser interpretada por Moscú como una señal de división interna en la UE. Para Ucrania, supone un retraso en la llegada de fondos vitales para sostener su presupuesto en 2026. Analistas del Deutsche Bank señalaron que la negativa del BCE «reduce la credibilidad de la UE como actor financiero global» y podría encarecer la financiación futura de Ucrania.

Publicado: diciembre 2, 2025, 7:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/banco-central-europeo-niega-garantizar-prestamo-ucrania-20251202131616-nt.html

El último recurso con el que la UE confía para presionar a Putin es el uso de los fondos rusos congelados por las sanciones, a los que este lunes mismo se refería el primer ministro polaco Donald Tusk como a una «poderosa palanca», tras una videoconferencia mantenida con el canciller alemán, el primer ministro británico, el presidente de Francia, el secretario general de la OTAN y el presidente de Ucrania.

Esa herramienta, sin embargo, acaba de quedar inutilizada. El Banco Central Europeo (BCE) se ha negado a respaldar la entrega de 140.000 millones de euros a Ucrania, dando así al traste con el plan de la UE para un «préstamo de reparaciones» avalado por activos rusos congelados. Otras fuentes sugieren que el préstamo estaba diseñado para alcanzar entre los 185.000 y 210.000 millones de euros.

El BCE ha considerado que la propuesta de la Comisión Europea viola su mandato, ajeno a los activos del banco central ruso inmovilizados en Euroclear, el depósito belga de valores. «Esta propuesta no se está considerando porque probablemente violaría las disposiciones del tratado de la UE que prohíben la financiación monetaria», ha sido la respuesta de la institución. El análisis interno concluye que equivaldría a proporcionar financiación directa a los Gobiernos, una práctica expresamente prohibida por el Estatuto del BCE.

Según el plan de la Comisión Europea, los países de la UE proporcionarían garantías estatales para asegurar que comparten el riesgo de reembolso de los 140.000 millones de euros a Ucrania. Los países europeos no podrían recaudar el dinero tan rápidamente como sería necesario en caso de emergencia y los mercados sufrirían por ello presiones adicionales.

Por ello se habría consultado al BCE «si podía actuar como prestamista de último recurso para Euroclear Bank, el brazo financiero de la institución belga, para evitar una crisis de liquidez», según han comentado fuentes internas del emisor europeo al periódico ‘Financial Times’, que ha adelantado una noticia que el BCE no desmiente. Los funcionarios de Frankfurt respondieron a la Comisión Europea que esto era «imposible».

División en la UE

Esta negativa traslada la responsabilidad a los Estados miembros, que deberán decidir si aportan garantías nacionales o crean un mecanismo intergubernamental. Sin la opción de que el BCE respalde la garantía de los fondos rusos congelados, al proyecto del «préstamo de reparaciones» le quedan dos vías.

La primera consistiría en transferencias directas de los países de la UE. España, por ejemplo, que representa alrededor del 8% de la de la UE, debería aportar cerca de 10.000 millones de euros en los próximos dos años, pero el elevado nivel de deuda la hace poco aconsejable. La otra sería volver a emitir deuda común, como en pandemia, pero Alemania encabeza a un grupo de países que no quieren repetir este precedente.

Bruselas se ve obligada a replantearse seriamente la estructura legal y financiera de su ambicioso plan antes del Consejo Europeo de diciembre. En segundo lugar, complica la estrategia europea de utilizar los activos rusos congelados como herramienta de presión, ya que sin el aval del BCE la operación pierde solidez técnica.

La negativa del BCE «reduce la credibilidad de la UE como actor financiero global»

Además, la negativa puede ser interpretada por Moscú como una señal de división interna en la UE. Para Ucrania, supone un retraso en la llegada de fondos vitales para sostener su presupuesto en 2026. Analistas del Deutsche Bank señalaron que la negativa del BCE «reduce la credibilidad de la UE como actor financiero global» y podría encarecer la financiación futura de Ucrania.

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