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Trump y Hegseth se distancian de la operación militar que remató a dos supervivientes de una narcolancha

El presidente de EE.UU., Donald Trump, y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, han tratado de distanciarse del episodio que sacude a la Casa Blanca y que ha provocado la apertura de investigaciones en el Congreso: la operación militar en la que … el ejército de EE.UU. remató a dos supervivientes en el ataque a una narcolancha.
Trump y Hegseth apuntan a lavarse las manos y a dejar la responsabilidad en manos del comandante militar de esa operación, el almirante Frank ‘Mitch’ Bradley, que está al frente de la Comandancia Sur. Pero los demócratas y republicanos del Congreso han impulsado pesquisas para determinar lo ocurrido y la legalidad de la decisión. Y que podrían poner en riesgo la figura de Hegseth, envuelto en la polémica desde que Trump le eligió para el cargo.
La Casa Blanca confirmó este lunes que hubo dos lanzamientos de misiles contra un barco en aguas internacionales del Caribe, lo que concuerda con la revelación que realizó ‘The Washington Post’ la semana pasada: el primer impacto dejó dos supervivientes, que después fueron liquidados por un segundo misil.

Ocurrió el 2 de septiembre, en el episodio inaugural de la campaña de ataques contra narcolanchas decretada por la Administración Trump. La Casa Blanca defiende que esas operaciones militares son legales porque EE.UU. está en guerra contra los narcos y porque Trump ha designado a varios cárteles como organizaciones terroristas. Pero muchos dentro y fuera de EE.UU. cuestionan esa legalidad. Y mucho más si se trata de rematar a dos supervivientes aferrados a un barco que acaba de ser bombardeado.
Un asunto central es qué papel tuvo Hegseth en el segundo ataque. Según las revelaciones del ‘Post’, la orden del secretario de Defensa era «matar a todo el mundo». Y que el almirante Bradley la ejecutó.
En un principio, Hegseth no confirmó que hubo dos ataques y solo insistió en la legalidad de la operación.
Pero la posición de la Casa Blanca empezó a cambiar cuando el domingo por la noche el propio Trump se distanció del lanzamiento de ese segundo misil. En declaraciones a la prensa a bordo del Air Force One, dijo que no sabía nada del asunto, se le notó incómodo sobre el asunto. «No sé nada sobre ello», dijo en un primer momento. Luego aseguró que Hegseth le dijo que él no dio la orden «de matar a esos dos hombres». Y acabó por decir: «Yo no hubiera querido un segundo ataque». Pero insistió en que tiene «total confianza» en Hegseth.
Al día siguiente, este lunes, su portavoz, Karoline Leavitt, fue la que confirmó la existencia de los dos ataques. Y empezó a apuntar a Bradley como autor de la decisión, que también defendió como legal.
«El 2 de septiembre, el secretario Hegseth autorizó al almirante Bradley a realizar esos ataques», dijo Leavitt en un comentario que leyó a la prensa. «El almirante Bradley actuó dentro de su autoridad y de la ley, dirigiendo la operación para asegurar que el barco se destruyó y que la amenaza a EE.UU. había sido eliminada».
Cuando los periodistas le insistieron si la orden vino de Hegseth, Leavitt volvió una y otra vez a esta posición.
Poco después fue el propio Hegseth quien retrató la decisión como cosa del almirante. «Dejemos algo claro: el almirante Mitch Bradley es un héroe estadounidense, un verdadero profesional y tiene mi apoyo al 100%», escribió en un mensaje en redes sociales. Pero añadió: «Le apoyo a él y a las decisiones de combate que tomó, tanto en la misión del 2 de septiembre como las demás desde entonces».
El propio Hegseth aseguró en su día que siguió la operación contra esa narcolancha de forma directa. «Vi el ataque en vivo», aseguró a ‘Fox News’ cuando se reveló a comienzos de septiembre. Entonces no se sabía que había habido supervivientes y que se tomó la decisión de lanzar un nuevo ataque.
Más de 80 personas han muerto en la campaña contra las narcolanchas. En al menos otro ataque también hubo supervivientes, pero el ejército de EE.UU, los rescató y permitió la devolución a sus países de origen.
Ese segundo ataque para ‘rematar’ a supervivientes se ha convertido en una bomba política. Este lunes, tanto la Cámara de Representantes como el Senado anunciaron la apertura de investigaciones para determinar lo ocurrido, con apoyo tanto de demócratas como de republicanos. En ambos casos, han asegurado que van a realizar una «supervisión rigurosa» de las circunstancias del ataque. Algunos han asegurado que van a exigir registros de vídeo del ataque y el audio de las conversaciones entre mandos.
«Vamos a abrir una investigación. Vamos a tener comparecencias públicas. Vamos a poner a esas personas bajo juramento», dijo el senador demócrata Mark Kelly sobre los responsables del ataque. «Y vamos a descubrir qué pasó».
Los problemas con el segundo ataque vienen también de republicanos, donde apenas hay voces que cuestionen las decisiones de la Administración Trump. «Si eso ocurrió, sería algo muy serio», dijo el diputado Mike Turner. «Y sería un acto ilegal».
Los demócratas utilizan expresiones más gruesas. «Es muy posible que se haya cometido un crimen de guerra», ha defendido el senador Chris Van Hollen. Eso sería aceptando que el ataque está dentro de los límites de la legislación bélica, lo que él pone en cuestión. De lo contrario, «sería un simple asesinato», dijo.
«Queremos saber qué ha pasado, cuáles fueron las órdenes, cuáles son las reglas de combate, cómo encaja esto en la legalidad y queremos ir hasta arriba en la cadena de mando», advirtió el demócrata Adam Smith. «No sé cómo esto puede ser aceptable», reconoció el republicano Jim Justice.
El episodio pone el foco en Hegseth, una figura muy criticada desde su nombramiento por su limitada experiencia en defensa y seguridad nacional (tuvo una carrera militar modesta y se desempeñó como presentador de televisión durante muchos años). Nada más llegar a su cargo, ejecutó cambios drásticos en el Pentágono, donde ha reemplazado a buena parte del Estado Mayor. Entre otras decisiones, despidió a abogados del Departamento de Defensa que consideraba que serían un «obstáculo» a las órdenes del comandante en jefe, es decir, de Trump.
El almirante Bradley tendrá que comparecer esta semana en el Congreso, en medio de una creciente incomodidad entre los militares del Pentágono por la posibilidad de que sea él -y no Hegseth- quien tenga que asumir la responsabilidad por esa operación en el Caribe.
Trump celebrará este martes una nueva reunión de su Gabinete. En las anteriores, Hegseth ha estado sentado a su lado. No hay duda de que el secretario de Defensa será uno de los protagonistas.

Publicado: diciembre 2, 2025, 1:45 am

La fuente de la noticia es https://www.abc.es/internacional/trump-hegseth-distancian-operacion-militar-remato-dos-20251202080414-nt.html

El presidente de EE.UU., Donald Trump, y su secretario de Defensa, Pete Hegseth, han tratado de distanciarse del episodio que sacude a la Casa Blanca y que ha provocado la apertura de investigaciones en el Congreso: la operación militar en la que el ejército de EE.UU. remató a dos supervivientes en el ataque a una narcolancha.

Trump y Hegseth apuntan a lavarse las manos y a dejar la responsabilidad en manos del comandante militar de esa operación, el almirante Frank ‘Mitch’ Bradley, que está al frente de la Comandancia Sur. Pero los demócratas y republicanos del Congreso han impulsado pesquisas para determinar lo ocurrido y la legalidad de la decisión. Y que podrían poner en riesgo la figura de Hegseth, envuelto en la polémica desde que Trump le eligió para el cargo.

La Casa Blanca confirmó este lunes que hubo dos lanzamientos de misiles contra un barco en aguas internacionales del Caribe, lo que concuerda con la revelación que realizó ‘The Washington Post’ la semana pasada: el primer impacto dejó dos supervivientes, que después fueron liquidados por un segundo misil.

Ocurrió el 2 de septiembre, en el episodio inaugural de la campaña de ataques contra narcolanchas decretada por la Administración Trump. La Casa Blanca defiende que esas operaciones militares son legales porque EE.UU. está en guerra contra los narcos y porque Trump ha designado a varios cárteles como organizaciones terroristas. Pero muchos dentro y fuera de EE.UU. cuestionan esa legalidad. Y mucho más si se trata de rematar a dos supervivientes aferrados a un barco que acaba de ser bombardeado.

Un asunto central es qué papel tuvo Hegseth en el segundo ataque. Según las revelaciones del ‘Post’, la orden del secretario de Defensa era «matar a todo el mundo». Y que el almirante Bradley la ejecutó.

En un principio, Hegseth no confirmó que hubo dos ataques y solo insistió en la legalidad de la operación.

Pero la posición de la Casa Blanca empezó a cambiar cuando el domingo por la noche el propio Trump se distanció del lanzamiento de ese segundo misil. En declaraciones a la prensa a bordo del Air Force One, dijo que no sabía nada del asunto, se le notó incómodo sobre el asunto. «No sé nada sobre ello», dijo en un primer momento. Luego aseguró que Hegseth le dijo que él no dio la orden «de matar a esos dos hombres». Y acabó por decir: «Yo no hubiera querido un segundo ataque». Pero insistió en que tiene «total confianza» en Hegseth.

Al día siguiente, este lunes, su portavoz, Karoline Leavitt, fue la que confirmó la existencia de los dos ataques. Y empezó a apuntar a Bradley como autor de la decisión, que también defendió como legal.

«El 2 de septiembre, el secretario Hegseth autorizó al almirante Bradley a realizar esos ataques», dijo Leavitt en un comentario que leyó a la prensa. «El almirante Bradley actuó dentro de su autoridad y de la ley, dirigiendo la operación para asegurar que el barco se destruyó y que la amenaza a EE.UU. había sido eliminada».

Cuando los periodistas le insistieron si la orden vino de Hegseth, Leavitt volvió una y otra vez a esta posición.

Poco después fue el propio Hegseth quien retrató la decisión como cosa del almirante. «Dejemos algo claro: el almirante Mitch Bradley es un héroe estadounidense, un verdadero profesional y tiene mi apoyo al 100%», escribió en un mensaje en redes sociales. Pero añadió: «Le apoyo a él y a las decisiones de combate que tomó, tanto en la misión del 2 de septiembre como las demás desde entonces».

El propio Hegseth aseguró en su día que siguió la operación contra esa narcolancha de forma directa. «Vi el ataque en vivo», aseguró a ‘Fox News’ cuando se reveló a comienzos de septiembre. Entonces no se sabía que había habido supervivientes y que se tomó la decisión de lanzar un nuevo ataque.

Más de 80 personas han muerto en la campaña contra las narcolanchas. En al menos otro ataque también hubo supervivientes, pero el ejército de EE.UU, los rescató y permitió la devolución a sus países de origen.

Ese segundo ataque para ‘rematar’ a supervivientes se ha convertido en una bomba política. Este lunes, tanto la Cámara de Representantes como el Senado anunciaron la apertura de investigaciones para determinar lo ocurrido, con apoyo tanto de demócratas como de republicanos. En ambos casos, han asegurado que van a realizar una «supervisión rigurosa» de las circunstancias del ataque. Algunos han asegurado que van a exigir registros de vídeo del ataque y el audio de las conversaciones entre mandos.

«Vamos a abrir una investigación. Vamos a tener comparecencias públicas. Vamos a poner a esas personas bajo juramento», dijo el senador demócrata Mark Kelly sobre los responsables del ataque. «Y vamos a descubrir qué pasó».

Los problemas con el segundo ataque vienen también de republicanos, donde apenas hay voces que cuestionen las decisiones de la Administración Trump. «Si eso ocurrió, sería algo muy serio», dijo el diputado Mike Turner. «Y sería un acto ilegal».

Los demócratas utilizan expresiones más gruesas. «Es muy posible que se haya cometido un crimen de guerra», ha defendido el senador Chris Van Hollen. Eso sería aceptando que el ataque está dentro de los límites de la legislación bélica, lo que él pone en cuestión. De lo contrario, «sería un simple asesinato», dijo.

«Queremos saber qué ha pasado, cuáles fueron las órdenes, cuáles son las reglas de combate, cómo encaja esto en la legalidad y queremos ir hasta arriba en la cadena de mando», advirtió el demócrata Adam Smith. «No sé cómo esto puede ser aceptable», reconoció el republicano Jim Justice.

El episodio pone el foco en Hegseth, una figura muy criticada desde su nombramiento por su limitada experiencia en defensa y seguridad nacional (tuvo una carrera militar modesta y se desempeñó como presentador de televisión durante muchos años). Nada más llegar a su cargo, ejecutó cambios drásticos en el Pentágono, donde ha reemplazado a buena parte del Estado Mayor. Entre otras decisiones, despidió a abogados del Departamento de Defensa que consideraba que serían un «obstáculo» a las órdenes del comandante en jefe, es decir, de Trump.

El almirante Bradley tendrá que comparecer esta semana en el Congreso, en medio de una creciente incomodidad entre los militares del Pentágono por la posibilidad de que sea él -y no Hegseth- quien tenga que asumir la responsabilidad por esa operación en el Caribe.

Trump celebrará este martes una nueva reunión de su Gabinete. En las anteriores, Hegseth ha estado sentado a su lado. No hay duda de que el secretario de Defensa será uno de los protagonistas.

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