Publicado: agosto 11, 2025, 2:45 am
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El National Latinx Theater Initiative (NLTI) se ha consolidado como una plataforma clave para el impulso y la visibilidad de las voces latinas en las artes escénicas de Estados Unidos. A través de programas de residencias, talleres y redes de apoyo, esta iniciativa facilita el acceso de artistas latinos, ahora incluyendo a grupos puertorriqueños como Teatro Breve, a oportunidades profesionales que históricamente les han sido limitadas.
“Nunca habíamos recibido una subvención de ese tipo. Una que dijera ‘creemos en lo que han hecho, creemos en su trayectoria’. Eso fue bien bonito”, contó Naíma Irizel Rodríguez, directora ejecutiva del colectivo boricua.
El NLTI fue lanzado en 2022 por The Latino Theater Company y tiene como misión fortalecer y visibilizar el trabajo de compañías teatrales latinas en Estados Unidos y sus territorios. El programa ofrece apoyo financiero y acceso a redes profesionales. A pesar de que, según datos del Censo, un 19% de la población de Estados Unidos es latina, es una realidad que los proyectos creativos latinos no siempre han contado con una cantidad notable de apoyo económico, mucho menos en el sector del teatro hecho por latinos, para el que ni existen cifras que indiquen la cantidad de apoyo financiero recibido, según la plataforma de NLTI.
Con esta beca, Teatro Breve logró algo poco común en el panorama teatral puertorriqueño, pudiendo tomarse el tiempo para investigar, explorar y producir sin la presión de vender funciones desde el primer día. “Nos dio tiempo. Nos dio espacio. Nos dio tranquilidad. No teníamos que pensar cuántos boletos había que vender para cubrir la producción”, explicó Rodríguez.
Esa libertad creativa se cristalizó en la obra “Esta noche juega el Joker”, un montaje que funcionó como experimento actoral, ejercicio de escritura y proyecto pedagógico.
“Lo que queríamos era hacer una obra de repertorio puertorriqueña con sangre nueva. Que gente del colectivo pudiera escribir, dirigir y actuar”, señaló. El NLTI financió una residencia de creación que les permitió convocar talento emergente, ensayar con calma y abrir las puertas del teatro a nuevos públicos. “Pudimos regalar boletos a estudiantes, eso fue bien importante para nosotros”, añadió.
Previo a su conocimiento del fondo, Teatro Breve había participado del Festival Internacional Santiago a Mil, uno de los festivales de artes escénicas más importantes de Latinoamérica. Fue en este espacio que supieron por primera vez de esta subvención. Del mismo modo, estas oportunidades han abierto las puertas para colaboraciones que nunca antes habían imaginado posibles.
“Nos encontramos con otras compañías allá. Fue bien mágico vernos, compartir preguntas y procesos. Sentimos que había un ecosistema que nos incluía”, recordó Rodríguez.
Ese “ecosistema” no ha sido fácil de construir en Puerto Rico, donde, según la gestora, muchos espacios teatrales estables han desaparecido y dependen de mucha autogestión. Aun así, para Teatro Breve, la meta es clara.
“Soñamos con tener un teatro propio. Uno donde podamos tener programación constante, que no sea solo para lo que aguante el bolsillo del público”, comentó. Pero todo tiene sus retos, por supuesto. “Lo más difícil es captar atención. Como hay tantas cosas pasando, el teatro muchas veces se queda fuera de la conversación”, lamentó.
Pero, a pesar de los obstáculos, Rodríguez ve una evolución en la estructura y visión de Teatro Breve.
“Antes estábamos en modo sobrevivencia. Ahora tenemos más conciencia organizacional. Más deseo de formar a otros, de crear espacios de mentoría. Ya no es solo hacer funciones y vender boletos. Es hacer comunidad”, dijo.
Rodríguez también ve la iniciativa como una oportunidad para otras agrupaciones en Puerto Rico y el Caribe. Señala que muchos colectivos hacen un trabajo valioso, pero desconocen que este tipo de recursos existen o asumen que no aplican a su realidad. Parte de su compromiso, explica, es servir de enlace para que más voces puertorriqueñas accedan a redes y apoyos que hasta ahora parecían inalcanzables.
“Nos convertimos en una especie de puente. Podemos compartir lo que aprendimos y apoyar a otras compañías que quizás no tienen acceso a este tipo de iniciativas. Estamos trabajando con compañías de otros países, viendo cómo se produce desde otros contextos”, afirmó.
Si bien gran parte de su identidad se ha forjado desde la comedia, en Teatro Breve la risa nunca ha sido sinónimo de ligereza. “No hacemos chistes a costa de personas o grupos oprimidos. Nos reímos con la gente, no de la gente. Y eso requiere responsabilidad”, sostuvo la directora.
El verdadero impacto de iniciativas como el NLTI no está solo en el número de funciones o en los boletos vendidos, sino en el modo en que una compañía puede crecer cuando se le da la oportunidad de respirar.
“Aunque haya gobiernos que no nos entiendan, aquí estamos. Resistiendo, inventando y creando. Porque el arte no es lujo, es necesidad”, sostuvo. A fin de cuentas, la realidad es que no hay nada breve en hacer Teatro Breve.