Publicado: noviembre 12, 2025, 5:02 am
Vivimos rodeados de recursos para estar bien, mental y fÃsicamente: apps de meditación, journaling, velas, inciensos y mensajes sobre la importancia de la calma. Sin embargo, somos la generación más agotada. La realidad es que nunca habÃamos tenido tanto bienestar, ni tanta ansiedad. ¿Cómo es posible que, disponiendo de un sinfÃn de recursos, nuestra salud mental esté peor que nunca? ¿Qué estamos haciendo mal?
Los efectos secundarios de la sociedad del ‘hÃper’: Hiperconsumo, hiperexigencia, hiperproductividad, hiperestÃmulos… e hiperpostureo colocan a los seres humanos en la que ya se ha denominado por los expertos ‘la era del cansancio’. Como explica la psicóloga y psicoanalista Sara Sarmiento, del centro de terapias Yo Vivo Consciente, «consumimos calma, pero vivimos con más ansiedad que nunca». Entrevistamos a la experta para entender qué nos está pasando.
«La salud mental, el bienestar y la espiritualidad se han convertido en un producto de consumo más»
Los seres humanos somos animales en relación con nuestro entorno. «Excepto si hacemos un verdadero proceso de meditación o terapia profunda donde seamos capaces de entrenarnos para que el ambiente no nos afecte, la realidad es que nos vemos altamente influenciados por lo que nos rodea. Esto es asà hasta tal punto que diferentes neurocientÃficos ya no ven la mente como el producto de nuestro cerebro, sino como algo relacional, fruto de la interacción de nuestros cerebros con lo que nos rodea», comienza exponiendo Sarmiento.
La denominada ‘sociedad del cansancio’ por el filósofo Byung-Chul Han, «nos obliga a producir y consumir en exceso, aparentar una vida perfecta pero superficial o estar más atentos a los likes que a las relaciones reales con nuestra familia, amigos o pareja». Y es que, como explica la experta, «la salud mental, el bienestar y la espiritualidad se han convertido en otro producto más que no solo debemos consumir, sino mostrar a todo aquel que pueda vernos en nuestra cuenta de Instagram».
«No todo es externo, todos arrastramos heridas y traumas interiores»
La psicóloga advierte que no debemos engañarnos. «Las personas tenemos muchas heridas, duelos no resueltos, traumas del pasado, etiquetas que nos pusieron cuando éramos niños: el inútil, la buena, el llorón, la perfecta… Asà como roles que tenÃamos en nuestras familias y que seguimos repitiendo en el presente, creencias sobre quiénes somos o cómo funciona el mundo. Esto es lo que yo llamo ‘mentiras limitantes’ y este mundo interno nos daña».
En semejante contexto, el mundo de las redes sociales, de las app de salud mental, etc., «se posiciona como una forma de escapar de este dolor que nos domina internamente. Paradójicamente, al no cumplir la promesa de la felicidad ni la calma absoluta, acabamos frustrados, ansiosos y pensando que nuestro sufrimiento no tiene solución, o que hay algo malo dentro de nosotros».
En toda esta dicotomÃa de ansiedad y bienestar prefabricado, la psicoanalista asegura que en la raÃz del problema está que «todos necesitamos pertenecer a un grupo, sentirnos valiosos; huir del dolor y buscar el placer. Pero al haber convertido la salud mental y el bienestar en un negocio, y con el surgimiento de las redes sociales donde todo el mundo puede crear contenido, han aparecido muchÃsimas ofertas de salud. El gran problema es que nuestros cerebros no evolucionaron para recibir tantos estÃmulos, lo que nos hace sentir cansados, ansiosos y desconectados de nosotros mismos, justo lo contrario de lo que prometen todas esas ofertas de bienestar».
«El bienestar real no se compra, se construye dÃa a dÃa»
Sara Sarmiento nos invita a tener muy presente que «el bienestar real no se compra ni se muestra en redes: se construye dÃa a dÃa, con elecciones conscientes, compromiso, repetición y prácticas que realmente estén alineadas con nosotros mismos. Vive desde lo que realmente te hace bien, y al final podrás decir: ‘no me arrepiento de nada'».
En cuanto a las herramientas para reconectar con el verdadero bienestar, el genuino, la psicóloga habla de «practicar el minimalismo existencial, viviendo con menos pero con actividades más significativas; dividir las actividades que nos gustan en diarias, semanales, mensuales o anuales; no podemos hacer todo». Y añade: «Céntrate durante un tiempo en una actividad hasta que la hayas automatizado, y solo después ve a por otra para evitar hacerlo todo de forma superficial».
Además, la experta recomienda no dejarnos llevar por el marketing «y experimentar por nosotros mismos, filtrando el contenido de lo que consumimos. También es aconsejable bloquear un tiempo diario para estar sin teléfono ni pantallas, y esforzarnos por hacer conexiones reales. Cambiar la envidia por el aprendizaje de esas personas que han conseguido lo que a ti te gustarÃa; y utilizar el ‘yo soy’ en modo positivo y firme. Como ejemplo para que todos lo entendamos, es mejor decir ‘no gracias, yo no como azúcar’ que ‘estoy intentando dejar el azúcar'».
