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Trump premia a sus nuevos aliados en América Latina con acuerdos comerciales

Publicado: noviembre 13, 2025, 9:25 pm

Estados Unidos presentó este jueves cuatro nuevos acuerdos comerciales con Argentina, Guatemala, El Salvador y Ecuador. La Casa Blanca los calificó como «pilares fundamentales» de la reordenación arancelaria impulsada por Donald Trump desde su regreso al poder. Pero más allá de la dimensión económica, la iniciativa tiene un marcado componente político: es un gesto explícito hacia gobiernos que el presidente considera aliados estratégicos e ideológicos en el continente.

Según dijo un alto funcionario estadounidense, «utilizamos los aranceles tanto como palanca negociadora como para proteger a nuestras industrias nacionales». «Creemos que estos acuerdos permitirán avanzar hacia un comercio equilibrado, lograr reciprocidad y reducir el déficit a largo plazo», añadió.

El anuncio se produjo en una conferencia en la que altos cargos detallaron la estructura de los pactos. Se trata de acuerdos de «reciprocidad» que mantienen los aranceles estadounidenses —10% para Argentina, Guatemala y El Salvador, y 15% para Ecuador— pero obligan a estos países a abrir más sus mercados a productos agrícolas e industriales de Estados Unidos. Según el mismo funcionario, el objetivo es «corregir desequilibrios históricos» y «poner fin a décadas de déficits estructurales».

Los pactos incluyen compromisos para eliminar licencias de importación, levantar barreras sanitarias, reforzar la protección de la propiedad intelectual, aceptar estándares técnicos estadounidenses y renunciar a tasas digitales que afecten a gigantes tecnológicos norteamericanos. En paralelo, Washington suprime aranceles a bienes que no produce, como el café, el cacao o los plátanos ecuatorianos. «Es un modelo pragmático: protegemos lo nuestro y flexibilizamos donde no tenemos industria», dijo un segundo funcionario de la Administración.

La decisión tiene un contexto político claro. En Argentina, Javier Milei ha convertido su cercanía con Trump en parte de su identidad. Ambos gobiernos se han presentado en público como socios naturales frente a «burocracias globalistas» y en defensa de políticas ortodoxas. Washington interpreta esa afinidad como una oportunidad. «Milei está dispuesto a hacer reformas profundas y entiende el lenguaje de la reciprocidad», señaló la fuente consultada.

En Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo mantuvo hasta ahora una relación compleja con Washington, marcada por la tensión con sectores conservadores de su país. Su predisposición a avanzar en reformas institucionales y mantener el diálogo abierto con Estados Unidos ha sido vista como una señal positiva.

El Salvador se ha convertido en un caso singular

Nayib Bukele mantiene una sintonía personal con Trump y se ha alineado con él en materia de seguridad, lucha contra el crimen organizado y control migratorio. «El Salvador ha mostrado resultados visibles en seguridad interna, y eso es importante para nosotros», explicó el funcionario.

La relación con Ecuador atraviesa un momento delicado, marcado por la violencia criminal y la fragilidad económica. Daniel Noboa busca apoyos externos para sostener su agenda y ha aceptado las condiciones del acuerdo con rapidez. «Ecuador quiere estabilidad y acceso a inversiones. Y está dispuesto a aceptar un marco que antes rechazaban otros gobiernos», añadió la misma fuente.

Los acuerdos llegan además en un momento en el que Trump intenta consolidar su política arancelaria como eje de su presidencia. Desde el 1 de agosto, la Administración ha ido anunciando acuerdos similares con países de Asia y socios estratégicos de Oriente Medio. «Es un rediseño completo del sistema comercial internacional, no un gesto aislado», dijo un asesor económico del presidente.

La Casa Blanca insiste en que estos pactos permitirán reducir el déficit comercial y asegurar cadenas de suministro que Washington considera críticas. En su versión, los países firmantes han aceptado ajustes que durante décadas parecían imposibles. «No es retórica. Problemas encallados durante 25 años se están resolviendo porque ahora hay una política clara y una herramienta clara: los aranceles», señaló un alto encargado de comercio exterior.

Washington envía así un mensaje doble. Económico, porque presiona a otros países a entrar en la lógica de la «reciprocidad tarifaria». Y político, porque reconoce a aquellos gobiernos que, por afinidad ideológica o conveniencia estratégica, han decidido ponerse del lado del nuevo orden comercial que Trump intenta imponer.

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