Publicado: diciembre 7, 2025, 5:09 pm
PARÍS.- Una fuga de agua dañó el mes pasado cientos de libros del departamento de antigüedades egipcias del Louvre, lo que pone de manifiesto el estado de deterioro del museo más visitado del mundo pocas semanas después de que un audaz robo de joyas pusiera al descubierto fallas de seguridad.
El sitio web especializado La Tribune de l’Art informó que alrededor de 400 libros raros se habían visto afectados, culpando a las malas condiciones de las tuberías. El departamento llevaba tiempo buscando fondos para proteger la colección de este tipo de riesgos, sin éxito.
El administrador adjunto del Louvre, Francis Steinbock, dijo el domingo a BFM TV que la fuga de agua afectó a una de las tres salas de la biblioteca del departamento de antigüedades egipcias.
“Hemos identificado entre 300 y 400 obras, el recuento está en curso”, dijo el funcionario y agregó que los libros eran “los consultados por los egiptólogos, pero no libros preciosos”.
Reconoció que el problema se conocía desde hacía años y dijo que las reparaciones estaban previstas para septiembre de 2026.
“El robo del siglo”
El golpe al Louvre se ejecutó en plena madrugada del 19 de octubre y duró apenas unos minutos. El objetivo fue la Galería Apolo, donde se exhiben valiosas joyas de la corona francesa. Según las imágenes de seguridad, un comando de cuatro hombres llegó al museo a bordo de un camión equipado con una plataforma elevadora y lo estacionó en un punto ciego de las cámaras exteriores. Desde allí, elevaron la plataforma hasta una ventana lateral previamente identificada como una de las entradas menos aseguradas del edificio.

Dos de los ladrones descendieron silenciosamente, forzaron la ventana y accedieron al salón. Una vez adentro, emplearon amoladoras angulares de alta velocidad para desprender varias piezas históricas de sus vitrinas blindadas. El ruido de las herramientas quedó disimulado por tareas de mantenimiento nocturno en un pabellón cercano. En menos de cuatro minutos, cargaron el botín —estimado en 88 millones de euros (102 millones de dólares), pero de valor patrimonial incalculable— y regresaron a la plataforma.
Mientras tanto, los otros dos integrantes del grupo permanecieron afuera coordinando la huida. Tras abandonar el camión a pocas cuadras, se dispersaron en scooters, sin patentes visibles, que les permitieron perderse rápidamente en los suburbios del norte de París. El operativo obligó luego a un amplio despliegue policial en la región, aunque ninguna de las joyas ha sido recuperada hasta el momento.
Los investigadores encontraron rastros de ADN en la escena que permitieron identificar a dos de los ladrones que ingresaron al museo: Ayed G., detenido cuando intentaba embarcar hacia Argelia, y Abdoulaye N. El análisis también condujo al arresto de Slimane K., sospechoso de conducir una de las motocicletas utilizadas en la fuga.
Sin embargo, la pesquisa continúa orientada a responder dos preguntas centrales: el paradero de las joyas y la posible existencia de un encargo previo. La ausencia total de pistas sobre las piezas alimenta la hipótesis de que pudieron haber sido entregadas inmediatamente a un tercero o incluso sacadas del país.
