Publicado: noviembre 13, 2025, 4:56 pm
La Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. ha celebrado esta semana su reunión anual en Baltimore (Maryland), que ha concluido con un comunicado en el que los prelados condenan con rotundidad la política migratoria de mano dura del Gobierno de Donald Trump. «Nos oponemos a la deportación masiva e indiscriminada de personas. Rezamos para que acabe la retórica deshumanizante y la violencia, ya sea dirigida a inmigrantes o a las fuerzas de seguridad», dicen los obispos en su comunicado. La conferencia episcopal estadounidense recurrió a una herramienta muy poco habitual para «alzar nuestras voces en defensa de la dignidad humana otorgada por Dios»: su denominado ‘Mensaje Especial’, que solo se puede adoptar en una reunión plenaria de los obispos y que se emite en muy pocas ocasiones. La última fue en 2013 , en oposición a la cobertura médica obligatoria de métodos contraceptivos que impuso la reforma sanitaria de Barack Obama. En esta ocasión, los obispos aprobaron el texto contra la política migratoria de la Administración Trump con casi total unanimidad: 216 votos a favor, 5 votos en contra y 3 abstenciones. El mensaje pastoral no menciona a Trump ni a ningún alto cargo o agencia del Gobierno. Pero ofrece una letanía de condenas a su mano dura migratoria. Los obispos dicen estar conmocionados «por el clima de miedo y ansiedad en nuestra gente», «entristecidos por el estado del debate contemporáneo y la denigración de los inmigrantes», «preocupados por las condiciones de los centros de detención», «afligidos por las amenazas a nuestros hogares de oración y a la naturaleza especial de hospitales y colegios», «dolidos por encontrar a padres con miedo a ser detenidos por llevar a sus hijos al colegio o cuando tratamos de consolar a miembros de familias que ya han sido separados de sus seres queridos». El comunicado de los obispos estadounidenses se produce un mes después de que el Papa León XIV, nacido y criado en Chicago, pidiera una respuesta «rotunda y unida» a los prelados sobre la política migratoria de Trump, en un momento en el que el presidente de EE.UU. ejecutaba una intensificación de redadas en su ciudad y buscaba el despliegue del ejército en sus calles. Eso ocurría poco después de que el Papa recibiera la visita de Mark Seitz, obispo de El Paso, ciudad de Texas fronteriza con México y la gran urbe católica de EE.UU.. En Roma, el obispo Seitz le entregó cien cartas manuscritas de inmigrantes que le pedían su apoyo. El texto definitivo de los obispos se endureció después de que se aprobara una enmienda de última hora introducida por el arzobispo de Chicago, Blase Cupich, que exigió que los prelados no solo establecieran lo que defiende, sino también a lo que se oponen. «¿Cómo decimos a la gente que está sufriendo ‘estamos con vosotros’ si no decimos que nos oponemos a la deportación indiscriminada?», preguntó a la conferencia. En la iglesia católica de EE.UU., que es minoritaria en el país, se conjugan dos circunstancias: es mayoritaria entre la población hispana y entre los inmigrantes indocumentados; y tiene un poder creciente en el Gobierno. El país viene de su segundo presidente católico -Joe Biden, después de que lo fuera John Fitzgerald Kennedy-, pero varios pesos pesados del Gobierno de Trump también lo son: el principal, su vicepresidente, J.D. Vance, que se convirtió al catolicismo en edad adulta; pero también Marco Rubio, el secretario de Estado. En su Mensaje Especial, los obispos hacen referencias a textos de la Biblia para justificar sus críticas a la mano dura en política migratoria. Entre otros, cita el evangelio (Juan 13:34) y aseguro que «la preocupación de la Iglesia por el vecino y nuestra preocupación por los inmigrantes es una respuesta al mandamiento del Señor de amar como él nos amó». Trump concurrió a las elecciones hace un año con un mensaje claro de llevar a cabo «el mayor programa de deportación de la historia». Según un estudio de Pew Research, le votaron el 55% de los católicos y el 41% de los católicos hispanos.
