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La estancia que quedó atrapada en una ciudad y fue recuperada para recibir huéspedes

Publicado: noviembre 2, 2025, 5:00 am

La Estancia El Chañar data de 1858

Es el alma de la historia de Brandsen. Lo que fuera la vivienda del fundador de la ciudad, hoy es propiedad de una familia que la transformó en un exclusivo hotel de campo sin alterar su esencia original. Basta con cruzar la entrada para encontrarse con Débora Vallejo, anfitriona. “Este es el casco histórico de la estancia y ocupa aproximadamente una hectárea entre la casa y el parque con la piscina”, explica sobre este sitio que se resiste al paso del tiempo y que llama la atención por su insólita ubicación. Construido en 1856, lo que alguna vez estuvo rodeado de campo abierto ha quedado ‘atrapado’ en plena ciudad.

La estancia solía trabajar con ganado vacunoLos desayunos son muy ricos y abundantes

A eso se le suma un dato histórico: fue residencia de Don Pedro Ferrari, su esposa y sus diez hijos. Desde allí el fundador del partido de Brandsen desarrolló las funciones públicas como Juez de Paz en el siglo XIX. La construcción fue declarada “sitio histórico” de la ciudad en 1987 debido a su valor ambiental, arquitectónico y significativo que tiene para la ciudad.

Junto a un rancho de la peonada

La esquina de Castelli y Rua Segade fue testigo vivo de la evolución de la ciudad. Esta ubicación, que antes era solo campo, lleva más de un siglo organizando la vida a su alrededor. Irma Pourtau es la madre de Débora e integra la Junta de Estudios Históricos de Brandsen. Hace 20 años adquirió la propiedad y es la encargada de relatar su historia. La charla se da en el living de la casa, con estufa a leña y pisos de piedra originales donde conviven libros, fotos y objetos antiguos que hablan del pasado de la propiedad.

“Pedro José Ferrari nació en Buenos Aires en 1814 y cuando falleció su papá se fue a trabajar al campo para mantener a su madre y hermanos” cuenta. “Después de trabajar en lo de Gándara y luego con Pastor Obligado, alquiló unos terrenos para la cría de ganado. Entonces levantó su primer rancho para la peonada, con paredes de adobe y techo de paja. Es ese que ves ahí”, señala. Años más tarde, en 1856, compró 1.725 hectáreas y construyó su casa al lado del rancho de la peonada. A la estancia le puso El Chañar, en referencia a los árboles que están en el jardín, que fueron plantados en esa época y son únicos en la zona.

La piscina es muy codiciada en los días calurososObjetos antiguos en las repisas de la estancia

Ferrari se casó con Rudecinda Vera y tuvo diez hijos. “Construyó habitaciones nuevas con materiales traídos de Francia: tejas, pisos, cerraduras y rejas. Todo lo que ves hoy, es original. Estuvimos dos años restaurando, desde las bisagras y las cerraduras de las ventanas, pieza por pieza”, recuerda. “Aquí se gestó el partido y esta ciudad, que es la cabecera. Al crearse el Ferrocarril del Sud, Ferrari donó tierras para la construcción de la estación, que se llamó Estación Ferrari y dio lugar al pueblo homónimo, origen de la actual Brandsen”, detalla Irma.

Relata que el pueblo fue creciendo, y entre los años 1873 y 1874, Ferrari gestionó la creación del partido ante su amigo el legislador nacional Luis Sáenz Peña –quien tenía una estancia en la zona de Loma Verde–. El 21 de octubre de 1875 se dictó una ley de creación del partido. Pocos días después, Ferrari donó tierras para establecer la plaza, la escuela, la iglesia y la municipalidad. “El gobernador Casares decidió que se llamara Brandsen en honor al Coronel Carlos Luis Federico de Brandsen, un militar francés que luchó en las guerras por la independencia sudamericana”, agrega Irma.

El renacer de una estancia

Tras la muerte de Don Pedro Ferrari, la estancia fue dividida entre los herederos y vendida etapas. Irma Portau y Oscar Vallejo adquirieron la propiedad en 2005. Vivían enfrente de la estancia con sus cuatro hijos y fueron los primeros vecinos de El Chañar. “Se la compramos al sobrino de Don Juan Leutot, un suizo que vivió durante muchos años en El Chañar”, cuenta.

Débora Vallejo junto a Irma Portau y Oscar VallejoLos baños fueron remodeladosEn El Chañar se descubre la historia de Brandsen

Tras casi dos años de restauración, la casa fue reconvertida en hotel de campo bajo la gestión de Débora, hija del matrimonio, quien estudió Hotelería en la Universidad de Belgrano y pasó un año en Francia formándose en el rubro. “Yo estaba trabajando en el Palacio Duhau – Park Hyatt de Buenos Aires cuando mamá me ofreció hacerme cargo de El Chañar”, cuenta y agrega que dudó mucho, pero se animó al gran cambio.

Con mucho bagaje, Débora volvió a su pueblo natal y tomó las riendas del proyecto. Formó una familia (tiene una hija de 13) y, además, se inscribió en el IAG para estudiar pastelería. “En 2007, cuando empecé a gestionar el hotel, contábamos con tres habitaciones y siempre me gustó preparar los desayunos a los huéspedes”, comenta Débora, a cargo de las reservas, las comidas, recibir a los huéspedes y estar atenta a todos los detalles. Irma, en tanto, gestiona las visitas educativas y los eventos culturales. Mientras que Oscar se dedica al cuidado del parque y de la piscina.

La experiencia

A 70 km de la ciudad de Buenos Aires, a Brandsen se accede por RN 2 y luego la RP 215. Las habitaciones se reparten en tres sectores de la estancia. Todas son amplias, con vista al parque e invitan a sentirse como en casa. En total son ocho, entre suites dobles y triples. Todas mantienen el estilo original y han sido recicladas con materiales nobles. La parte antigua, donde se ubica el salón desayunador, tiene las paredes de adobe, los pisos de pinotea originales y aberturas de época.

La estancia quedó en el centro de la ciudadLas habitaciones fueron actualizadas sin perder muebles y detalles de épocaDebóra Vallejo se formó en hotelería y pastelería

Los desayunos caseros, así como la merienda de los sábados, son un sello de la casa. Débora –que lidera un emprendimiento llamado La Felisa– hornea todas las mañanas y prepara con tostadas con quesos y dulces caseros, porciones de torta brownie, torta vasca, tartas de fruta, muffins, croissants y ensalada de frutas de estación. Las medialunas son excepcionales: 100% de manteca, esponjosas y almibaradas. Todo para que El Chañar sea un oasis de calma, cerca de la ciudad, y con una familia comprometida con mantener viva la historia de un pueblo.

Datos útiles

Estancia El Chañar. Reciben en habitaciones dobles y triples con desayuno. Las comidas se disfrutan en el salón o en la galería, al aire libre y junto a un hermoso parque con árboles centenarios. Hay bicicletas y pileta, en verano. La estadía de sábado a domingo incluye merienda de sábado. Se ingresa a partir de las 11 del día sábado y el check out es el domingo a las 18 horas. Desde $160.000 la doble. Castelli 1203, Brandsen.IG: @elchaniarhotel

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