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“No vamos a estrangular la economía para reducir la inflación al 3%»

La última reducción de tasas de interés del Banco de la República (medio punto) confirma que la economía se mueve en un entorno recesivo.

La última reducción de tasas de interés del Banco de la República (medio punto) confirma que la economía se mueve en un entorno recesivo.

Publicado: julio 4, 2017, 3:59 pm

Desde su creación como un organismo independiente, en 1991, el Banco de la República ha tenido como su prioridad de política el control de la inflación.

Es verdad que aun antes de que la independencia del Emisor adquiriera un rango constitucional, Colombia jamás registró episodios de hiperinflación (el último que se recuerda data de la Guerra de los 1.000 Días) y cada vez que la inflación se acercaba al máximo tolerado por la sociedad (entre un 20% y 30%), sonaban las alarmas que llevaban a las autoridades económicas a restringir el crédito y subir las tasas de interés, para volver a la “normalidad”.

Esa “normalidad” se rompió entre 1998 y 1999 cuando, en medio de la crisis asiática y de los emergentes (encabezados por Rusia y Brasil), el Banco se vio abocado a elevar sus tasas de interés hasta niveles pocas veces vistos (la interbancaria superó el 80%), la economía cayó más de un 4%, el desempleo se disparó casi al 20% y la inflación llegó a niveles de un dígito, en los que se ha mantenido desde entonces.

Diez años más tarde, cuando la economía mostraba síntomas de “recalentamiento”, esto es, a crecer a niveles superiores a su potencial, el Banco elevó sus tasas de interés hasta un 10%, un proceso que en realidad había comenzado casi dos años antes, en abril de 2006. Sin embargo, a finales de 2008 estalló la crisis financiera internacional y el Emisor empezó a diminuir agresivamente las tasas, para facilitar la recuperación de la demanda.

Palomas versus halcones

De entrada hay que advertir que en lo que a la lucha contra la inflación se refiere, los economistas se dividen entre “halcones” (con fuerte aversión hacia la misma) y “palomas” (le dan prioridad al crecimiento).

Típicamente, al Banco reacciona subiendo sus tasas de interés cuando la inflación es generada por factores de demanda. Choques de oferta (como el caso de los alimentos, servicios públicos, o un paro camionero) no suelen producir una reacción de la autoridad monetaria, aunque eso no quiere decir que permanezca indiferente.

Vistos los hechos de esa forma, en la Junta del pasado 30 de junio se impuso la visión de las “palomas” o pro-crecimiento (la votación final fue 4-3), según la cual hay una “creciente debilidad de la actividad económica y un alto riesgo de una desaceleración más allá de la compatible con el deterioro en la dinámica del ingreso originado por la caída en los precios del petróleo”.

“No vamos a estrangular la economía para lograr una inflación del 3% ya”, explicó el gerente del Emisor, Juan José Echavarría, quien sin embargo ha advertido varias veces que, más allá de lo que suceda con las tasas de interés y la política monetaria, el crecimiento de la economía en el mediano y largo plazo, depende de las reformas estructurales y de los términos de intercambio.

En una economía que hoy se mueve en un entorno cada vez más recesivo, al punto que muchos analistas prevén que el crecimiento en 2017 podría ser de apenas 1,5%, esta determinación, como lo dice un análisis de Bancolombia, pone de manifiesto que, no obstante que los resultados de inflación no son del todo satisfactorios, la debilidad de la actividad económica es la mayor preocupación de la autoridad monetaria.

De hecho, la gerencia de investigaciones de esa entidad considera muy probable que la economía apenas crezca 1,6% en 2017 y que el Banco disminuya desde el actual 5,75% hasta un 5%, sus tasas de interés en el segundo semestre.

“El PIB es el objetivo final del Banco y los bajos precios son solo un medio para alcanzarlo. En otras palabras, si la inflación se queda alrededor del 3.5%-4.5% los próximos 12 meses como esperamos, el Emisor no va a tener problema de llevar la tasa al rango 4.0% – 4.5%”, explica Felipe Campos, gerente de investigaciones de Alianza Fiduciaria.

Según Campos, cuya proyección para 2017 es de 1,5%, el crecimiento es un problema real y el Banco de la República comienza a reconocer la discusión debe ir más allá del típico

debate PIB vs IPC.

“En este contexto proyectamos reducciones de 50 ó 75 puntos básicos más entre las reuniones de julio y agosto. Después, un receso y entre 50 y 75 puntos básicos más durante el primer semestre del 2018”.

Por su parte, Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research, considera que el Emisor revisará a la baja su pronóstico de crecimiento para 2017 (1,8%) y que finalizaría el ajuste de sus tasas en el tercer trimestre del año (5,5% a 5,25%).

“A pesar que hay preocupaciones sobre la convergencia de la inflación con la meta, debido a la persistencia e indexación de la misma, el Emisor ponderó con mayor peso la información reciente de actividad económica”, explicó.

Reyes cree que el comportamiento a futuro de las decisiones de la Junta seguirá dependiendo de tres factores: tasa real, actividad económica y corrección de la inflación básica, especialmente la de bienes no transables.

“Sin embargo, tras el comentario del Gerente, de un espacio cada vez más reducido para realizar rebajas de tasas, sigue apoyando nuestra idea que BanRep finalizaría su ajuste para 2017 en el tercer trimestre del año con una tasa que podría ubicarse cercana al 5,5% a 5,25%. La velocidad de los ajustes sigue siendo incierta en la medida que los factores cambian de magnitud mes a mes”, concluyó.

 

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