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Deuda de los hogares supera los 66.000 millones de dólares

El 70% de esa deuda está representado por crédito de consumo, en un contexto de más acceso al sistema financiero, relajación de los requisitos y mayor crecimiento económico.

Foto de rawpixel.com (Pexels)

Publicado: abril 4, 2019, 10:07 pm

Aunque ya han pasado 20 años desde la crisis de finales de los 90, que contrajo la economía en una cifra superior al 4% en 1999, sus consecuencias todavía se sienten: hoy, el principal pasivo de los colombianos lo constituyen las deudas de consumo, las cuales representan el 14% del PIB, mientras que las obligaciones hipotecarias ascienden al 6% del PIB.

Con una deuda total que a finales del año pasado superaba los US$66.000 millones, los hogares colombianos aprendieron que “la letra con sangre entra” y hoy son relativamente más prudentes con sus finanzas, una situación que también aplica para el sector financiero (que no presta más del 70% del valor total del inmueble) y los constructores, que no comienzan un proyecto antes de haber alcanzado el punto de equilibrio.

Y es que, según el último informe del Banco de la República al Congreso, si bien entre 1995 y 2002 la deuda hipotecaria fue la más importante en el total de los pasivos de los hogares, perdió relevancia como resultado de la crisis hipotecaria de 1998-1999, lo cual contrasta con el incremento continuo desde 2004 del crédito de consumo en el saldo total.

De acuerdo con la misma fuente, el crecimiento del  crédito de consumo desde 2003 ha ocurrido en un entorno de mayor profundización financiera y expansión de la economía hasta 2014-2015, cuando terminó a nivel mundial el ‘super-ciclo’ de las materias primas.

Según los reportes de inclusión de la Superintendencia Financiera, el porcentaje de adultos con acceso a algún producto con el sistema pasó de 51% en 2006 a 76% en 2016. Por otro lado, la cantidad de pagos con tarjetas creció en el mismo período a un ritmo promedio anual del 13,7%. De hecho, según la Asociación Bancaria, más de 13 millones de colombianos se han bancarizado en los últimos 10 años, llegando el país a niveles de 81% de inclusión a finales de 2018.

A ello hay que añadir la relajación de las condiciones crediticias internas por el incremento de la liquidez internacional durante el período 2010-2014 y la consecuente reducción de la tasa de interés. Por su parte, la dinámica económica se reflejó en el mayor poder adquisitivo y la reducción del desempleo.

En cuanto al crédito hipotecario, pese a su menor peso relativo, a partir de 2010 se observa una recuperación, como resultado de varios factores: mayor confianza en esta modalidad de crédito, oferta de financiación en pesos, mayores plazos de amortización (superando los quince años); la nueva modalidad de leasing de vivienda, y programas gubernamentales de subsidio a la compra de vivienda nueva, que incluso abarcaron a la clase media (subsidio a la tasa de interés).

Y aunque el acceso a los recursos del sector financiero constituye un hecho positivo para la economía y la superación de la pobreza, algunos analistas han llamado la atención por los riesgos que esto plantea para la salud del sector financiero.

De acuerdo con un análisis reciente de Anif, 2018 fue un año de tensión para el sector bancario, por hechos relacionados con el ciclo económico bajista que se inició en 2014 (a raíz del desplome de los precios del petróleo) y la acumulación de una serie de grandes negocios que no han salido bien: Electricaribe, Ruta del Sol II-III, Sistemas de Transporte Público e Hidroituango.

De hecho, hoy es frecuente encontrarse con casos de colombianos que compran un televisor o una nevera utilizando el plazo máximo que les permite el banco, lo cual constituye un reto para el sector financiero y las autoridades que lo vigilan.

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